El cine es aclamado por muchos como un arte que une varias disciplinas: fotografía, moda, actuación, entre muchas otras más. Asimismo, pocas obras pueden resumir el espíritu de una era con tanta precisión como una película bien concebida.
Ahora un portal especializado se atreve a afirmar que es posible entender la arquitectura posmoderna con solo mirar con atención cuatro largometrajes en particular. Según Plataforma Arquitectura, tales cintas son: The Truman Show, Blade Runner, Pulp Fiction y Wings of Desire. Cada una de ella refleja aspectos específicos de la sociedad contemporánea y a su vez representa ciertas ideas sobre la distribución de los espacios habitables que se han popularizado desde la segunda mitad del siglo XX.
Si en algo están de acuerdo la mayoría de expertos es que en vez de celebrar una corriente dominante, la arquitectura de estas décadas se caracteriza por la enorme fragmentación ideológica de sus creaciones.
Pulp Fiction (1994) busca ahondar en “La vida suburbana”. Los personajes propuestos por Quentin Tarantino se mueven en las periferias de una gran ciudad y no tienen grandes trabajos ni rutinas muy sanas. Tampoco hay a la vista enormes rascacielos ni monumentos, así como en sus vida no existen grandes ambiciones de trascendencia. Más bien se buscan las satisfacciones inmediatas y la supervivencia diaria a cualquier costo. Poco importa entonces la estética de sus edificaciones.
Blade Runner (1982), por su parte, ofrece un vistazo a la “Distopía Tecnológica” a que muchos temen. La ciudad ficticia de San Angeles es habitada por una sociedad cibernética producto del capitalismo. Sin embargo, en vista de que se vive en un periodo post-industrial, ya las cosas no encajan entre sí ni relucen como años atrás. Por ello es posible encontrar grandes estructuras que transmiten frialdad y abandono de lo humano en vez de parecer acogedoras.
The Truman Show (1998), en cambio, viene a encarnar el esquema de “La celebración del control”. En ese largometraje dirigido por Peter Weir y protagonizado por Jim Carrey, toda la ciudad donde transcurre la trama es en realidad una escenografía. Es por ello que algunos grupos de casas son idénticas y hay cierto ambiente de superficialidad y falta de autenticidad en cada rincón que se mire. En realidad allí lo único importante es que todo sigan interpretando su papel preestablecido. Se busca así eliminar cualquier rastro de espontaneidad y, por supuesto, actos de vandalismo o subversión.
Wings of Desire (1987) nos muestra el fenómeno de “La supresión del Lugar”. El director Wim Wenders ubica la historia en cuestión en Berlín, pocos años antes de la caída del muro que dividía a esa ciudad. La decaída situación emocional de los protagonistas se refleja en el vacío que reflejan algunos imponentes edificios abandonados que pese a seguir en pie, están deteriorados y parecen fantasmas de un pasado mucho más lleno de vida.