Quentin Tarantino es un director tan singular como popular. Su cine cargado de referencias y homenajes ha llegado a inmensas audiencias y el término “tarantinesco” es sinónimo de comedia, violencia, hipérbole y estilo único. Su carrera comenzó a principios de los 90 y continúa hasta la actualidad, con la presunción de que luego de filmar su décima película podría retirarse del cine. Pero, a lo largo de sus nueve films, el director ha conseguido deslumbrar a la audiencia con propuestas disímiles entre sí y conectadas por una manera de narrar frenética y una declaración permanente de amor al cine.
Tarantino es un amante del cine de samuráis, del western, del clase B, la nouvelle vague, el blaxploitation y más, convirtiendo estas referencias e influencias en un auténtico licuado que da como resultado una cinematografía altamente moderna y también evocativa. El crítico Roger Koza lo ha calificado como Dj, un acierto desde el punto de vista de la mixtura que da como resultado un nuevo y original producto, haciendo de clásicos y corrientes en apariencia caducas una obra contemporánea. Quentin también ha sido llamado un sampleador y justamente su cercanía con la Nouvelle Vague reside en la preexistencia de la cinefilia previo a la realización. Es un cinéfilo devenido en director, y sus películas están construidas desde ese lugar.
A continuación, las nueve películas de Tarantino ordenadas de peor a mejor.
9. Death Proof (2007)
Para la realización de este film, Tarantino se unió con su habitual colaborador, Robert Rodríguez, y estrenaron lo que fue un homenaje al cine clase B y a las películas Grindhouse. Tarantino filmó Death Proof y Rodríguez Planet Terror, pero ambas películas fueron estrenadas de manera conjunta, recreando la oferta de los cines que proyectaban dos films al precio de uno.
Death Proof fue un fracaso de taquilla pero se sostiene como una joyita para los fanáticos del director por el pleno despliegue de los colores, tomas y escenas que conforman su cine de autor; de todos modos se encuentra alejada de las ostentosas narraciones que supo entregar en películas anteriores. El film es una auténtica película de clase B, lo cual hace aún más comprensible su fracaso en la taquilla y también se encuentran referencias al cine de “explotación” y films como Faster, Pussycat! Kill, Kill.
8. Los 8 más odiados (2015)
El western es una de las influencias más fuertes de Tarantino y en este film de 2015 hace referencia a la tercera etapa de este género que se identificó como western crepuscular. Junto con Jackie Brown, esta es la película del estadounidense que menos recaudó en taquilla, sin embargo tuvo al menos un aspecto más que singular: fue la primera en la que el director trabajó con un compositor para la música y fue nada menos que el gran Ennio Morricone, quien recibió su primer Oscar por la banda sonora. Como buen western crepuscular, el film está cubierto de un espíritu pesimista y priman los diálogos por sobre la acción.
7. Jackie Brown (1997)
La tercera película de Tarantino fue su primera adaptación al cine basándose en la novela Rum Punch de 1992 de Elmore Leonard y no fue tan bien recibida como las dos anteriores por presentar una narrativa clásica. Se trata de un homenaje al cine Blaxsploitation, el cine de acción que tuvo su auge en los años 70 y por primera vez mostró en el cine a héroes y heroínas negro.
Pam Grier, protagonista de Jackie Brown, fue el guiño definitivo para este homenaje, ya que era una actriz fundamental del Blaxploitation. En este film Tarantino trabajó por segunda vez con Samuel L. Jackson, uno de sus actores fetiche.
6. Django sin cadenas (2012)
Acudiendo una vez más a su fascinación por el western, el director hace en este film un homenaje al spaghetti western y referencia al film de Sergio Corbucci, Django (1966). Para su propio relato, Tarantino elige como héroe a un negro (interpretado por Jamie Foxx) y pone en escena una historia de amor, venganza y valentía, tres ejes centrales para este género cinematográfico.
Este film se corrió en algunos aspectos estéticos de la firma clásica de Tarantino pero aportó una potente historia que también abriría una nueva manera de hacer cine para el director, algo que ya había empezado a gestarse en Bastardos sin gloria.
5. Érase una vez en Hollywood (2019)
La película más reciente de Tarantino es una declarada carta de amor al cine. Mientras el director cuenta la historia de la decadencia del cine western en Estados Unidos, el advenimiento de la cultura hippie brilla en la creación de una fantasía a partir de la realidad.
Tarantino toma hechos reales como los asesinatos del clan Manson y la época dorada del spaghetti western, tuerce los hechos trágicos para entregarnos un ficcional final feliz. Esta es la única película del director que no usa referencias de otros géneros cinematográficos, sino que trabaja desde una óptica histórica, incluyendo en su trama personas reales icónicas de los 60 en Hollywood.
4. Bastardos sin gloria (2009)
Esta es una de las películas más celebradas de Tarantino de los últimos años. Al igual que en Érase una vez en Hollywood, el director se da la licencia de cambiar la historia a través del cine. Situada durante la Segunda Guerra Mundial, haciendo tributo al cine bélico -otro de sus grandes amores- el director crea una fábula que por un buen rato parece seguir los pasos de la historia, hasta que decide tomar un nuevo rumbo.
Esta película cuenta con una producción ostentosa, algo que a partir de Kill Bill el director desplegará con soltura, y con un elenco inmejorable encabezado por Mélanie Laurent, Christoph Waltz, Brad Pitt y Diane Krueger, quienes protagonizaron escenas ya inmortalizadas del cine contemporáneo.
3. Perros de la calle (1992)
El debut cinematográfico de Tarantino auguró lo que sería una carrera sin igual. Con unos pocos dólares de presupuesto pero con férrea confianza en su proyecto, el inexperto director conveció a Harvey Keitel de sumarse a su película y así armó un exquisito elenco integrado por Tim Roth, Michael Madsen, Steve Buscemi y Chris Penn para contar una historia que rememora la estructura de las película pertenecientes al cine heist, un subgénero que muestra las diferentes etapas de un robo.
En este film el director declararía su subversión por los géneros de los que abreva al elegir no mostrar el robo y deleita con una banda sonora exquisita, que será uno de los puntos clave de su cinematografía ya que es la música la que marca el ritmo visual en sus películas.
2. Pulp Fiction (1994)
La segunda película de Tarantino sería la que lo consagraría rápidamente entre el gran público. Por un lado, fue ganadora de la Palma de Oro de Cannes y del premio a Mejor guion en los Oscar, además de ser un éxito inesperado de taquilla. Por otro lado, la película se presentó como una auténtica novedad en varios aspectos: significó la revitalización de la carrera de John Travolta -actor que había tocado la cima en los 70-, presentó la predilección de Tarantino por la Nouvelle Vague y relató una divertida historia de crímenes, drogas y sexo a partir de una narración fragmentada.
Uma Thurman es sin dudas uno de los puntos más fuertes de Pulp Fiction con su interpretación de Mia Wallace, su estética basada en la protagonista de Vivir su vida de Jean-Luc Godard y la inolvidable escena de la coreografía al ritmo de “You Never Can Tell” de Chuck Berry. Nuevamente, la banda sonora de esta película se erige como un auténtico clásico y contiene algunos de los diálogos más recordados de la filmografía de Tarantino, aplicando el recurso de presentar diálogos en apariencia banales pero que denotan un contenido casi existencialista.
1. Kill Bill (2003 – 2004)
Luego de sus tres primeras películas, Tarantino se despachó con una obra magnánima sobre la venganza. Esta temática está presente en muchos de sus films pero es en Kill Bill donde la desarrolla con minuciosidad y grandilocuencia. Uma Thurman es la protagonista definitiva: una mujer dispuesta a todo para matar a las personas que arruinaron su vida. El personaje se identifica como La novia, Beatrix Kiddo y Mamba negra, todos epítetos que hacen referencia a su complejidad y las múltiples facetas que encarna: el de madre y esposa, mujer vengadora y la de exasesina a sueldo.
La película fue concebida como una obra única pero desde la productora se eligió presentarla en dos volúmenes por su extensión. Así, no sería hasta 2004 que se conocería el desenlace de la historia de Beatrix, quien tenía como objetivo final matar a Bill. En este film, Tarantino despliega su arduo conocimiento del cine de artes marciales, otra de las claves de su estilo. Además incorpora los yeites ya presentados en sus películas previas (las tomas desde dentro de un baúl, los primeros planos de pies femeninos, coreografías, entre otros guiños) y se permite la inclusión de un capítulo completo de animé, la mezcla del color y el blanco y negro y las idas y venidas en el tiempo.
Kill Bill es un verdadero universo en sí mismo, una película enorme, no solo por la envergadura de su producción sino por la historia que relata y la cantidad de peripecias que la componen. Beatrix Kiddo atraviesa un auténtico “camino del héroe” cuyo fin es la venganza y la somete a situaciones de todo tipo: desde un viaje a Japón para conseguir una legendaria katana hasta tener que arreglárselas para salir de una tumba enterrada bajo tierra.