Liv & Bergman comienza con destellos del enigmático e inolvidable inicio de Persona. No es una decisión arbitraria, el film no solo es la cumbre artística y creativa de Ingmar Bergman sino que durante su filmación, la protagonista, Liv Ullmann y el director (fallecido durante el año 2007) dieron inicio a una historia de amor que pese a sus transformaciones se extendería a lo largo de 50 años. Durante el verano de 1966 el director de El Séptimo Sello y la actriz se encontraban filmando en la isla de Fårö. El tenía 42 años y ella solo 25. Lo que en un principio se conformaba como una productiva relación creativa entre el artista y su musa, se fue convirtiendo en un enamoramiento fugaz que desafió las diferencias de edad entre ambos y que excedía la admiración mutua. El documental, dirigido por el cineasta indio Dheeraj Akolkar, cuenta la historia de ese amor intenso a través de la mirada de Liv, quien a sus 70 años es pura nostalgia. La actriz le habla a la cámara con un tinte confesional y conmovedor. Moviéndose entre la risa y el llanto, Ullmann evoca el recuerdo de su relación con Bergman desde sus comienzos (durante un verano luego del cual nada volvió a ser igual), pasando por el nacimiento de la hija de ambos, el desgaste de la pareja por los celos de Ingmar y finalmente la transformación del amor en una amistad entre dos personas a las que las unía la desprotección y la soledad. Quienes esperen un testimonio sobre la fructífera relación artística entre el director y la actriz (muchas de las obras que han hecho juntos ocupan un capítulo importante dentro de la historia del cine moderno) se verán desilusionados. Alternando entre las confesiones de Ullmann, las cartas de Bergman y filmaciones caseras, Akolkar le da un enfoque extremadamente intimista. Siendo enfático en lo personal y resultando incomodo por su excesiva cercanía, el cineasta fracciona el documental en cuatro secciones que no solo dividen la historia entre ambos sino que también funcionan como un análisis de las etapas que caracterizan al amor como relación humana: enamoramiento, soledad, furia, anhelo y amistad. Hacia el final, Ullmann relata el conmovedor momento en que movida por una intuición femenina, visita a Ingmar en su lecho de muerte. El le pregunta “¿Por qué viniste?” y ella responde con la voz quebrada, “Porque vos me llamaste”, citando la frase de una de las partes centrales de Saraband, la última película que hicieron juntos. En ese momento es cuando la línea entre ficción y realidad se vuelve borrosa, llevándonos a creer que muchas veces las historias mas épicas y cinematográficas, paradójicamente no suceden en la pantalla de un cine, sino en la realidad.