¿Quién no quisiera ser Xavier Dolan? Es joven, lindo, talentoso y vive en una de las ciudades más bellas del mundo (o así hace parecer a Quebec). Con (sólo) 23 años y (ya) tres películas hechas, perfila para cosas grandes. Cultivando un estilo hipster in extremis, logró aplausos de pie en el Festival de Cannes con su ópera prima con tintes altamente auto-biográficos J’ai tué ma mère, pero también logró algo más importante: que sus filmes sigan generando controversia, ganándose así detractores y defensores de su obra.
Les amours imaginaires (2010) (a.k.a. la peli que están pasando por I.Sat) es la película que quizás logra resumir más su concentrada carrera. Se presenta una historia simple: dos amigos, Francis y Marie (el propio Xavier Dolan y Monia Chokri) conocen a un tercero, Nicola, y se enamoran casi platónicamente de él. Así se renueva el clásico triángulo amoroso, agregando ambigüedad sexual al objeto de deseo: en todo momento está en el ambiente esa tensión que se genera cuando hay una competencia. Y el ganador se queda con el chico lindo. Y en esa escalada por el amor de Nicola, van perdiendo sus lazos los antiguos amigos. Bajo el subtítulo “Huye de mí, yo te sigo”, esta película trata sobre el enamoramiento y no tanto sobre el amor. Lo primero que se destaca es la cuidada fotografía: las puestas en escena casi teatrales de Francis y Marie cuando tienen sexo con desconocidos, sus desfiles, usando como pasarela la ciudad, siempre tan cuidadosamente vestidos.
El film se cimenta desde lo visual retratando con mucho talento el mundillo indie canadiense. Es una película “de época”, contemporánea, que sin embargo juega (como también lo hacen sus personajes) con lo vintage, con lo analógico. Es así como la película, que a veces parece más un collage de gif’s sacados de Tumblr que una cohesión de escenas, juega al límite del pastiche pop. La influencias que más rápido se puede encontrar es la de Wong Kar-wai: los ralentis de las caminatas de los personajes por la calle, o la música de los 50’s recuerdan a quizás la película más exitosa del director asiático “In the Mood for Love”.
Los diálogos aparentemente sin mucho sentido y la esteticidad como bandera hacen a Dolan un director absolutamente posmoderno. Esta es una película que está constantemente buscando la belleza en muchos niveles. Tanto en la dirección de fotografía como en el camino de los personajes, que trazan distintas estrategias para conquistar al Adonis (sic) Nicola. Entonces el desinterés de éste contrasta con la admiración que le tienen Francis y Marie. Quizás el título “Los amores Imaginarios” hace referencia a que la belleza, no puede construir amor propiamente dicho. Y esto nos lleva al principal argumento que esbozan los detractores del cine de Dolan: en ese camino que se pone la forma sobre el contenido, surge una cierta banalidad. Los diálogos y las relaciones son frívolas, y los personajes parecen estar más preocupados por la ropa que por sus sentimientos. Pero si ese es el precio que hay que pagar por las notables escenas (en lo visual) que constituyen la película, es conveniente.
Resumiendo: nos encontramos con un film que reúne todo lo bueno del indie y que, si bien se le notan ciertas fisuras, augura la gran carrera que su director puede lograr. Éste tiene la posibilidad de convertirse en el portavoz de una generación y aunque tiene un largo camino por recorrer, talento no le falta. ¿Quién no quisiera ser Xavier Dolan?