A finales de enero llegó a Netflix la película mexicana Los dos hemisferios de Lucca, que aborda la temática de la discapacidad y la vida de una familia en torno a lo que parece irreversible. El film está basado en el libro homónimo de la argentina Bárbara Anderson, una periodista y activista por los derechos de las personas con discapacidad que vive en México desde el comienzo de la década del 2000.
La historia real que derivó en el libro
Anderson es la madre de Lucca, un niño con parálisis cerebral de cuarto grado que le produce múltiples episodios de epilepsia. Ante el diagnóstico, la escritora comenzó a buscar formas de que su hijo viva mejor, aunque los pronósticos de los médicos eran desalentadores. Al conocer un tratamiento experimental, y con los ahorros ya agotados, en 2017 viajó a India para conocer al médico Rajah Kumar, creador del Cytotron, un “aparato nacido de la tecnología de los resonadores magnéticos”(vía Yahoo!).
A partir de este viaje Lucca mejoró, por lo que en 2019 ella publicó su libro Los dos hemisferios de Lucca en el que cuenta la condición de su hijo y el viaje a India, además de su transformación interior como madre. “El cerebro tiene dos hemisferios, uno más analítico y otro más creativo. Y me di cuenta que en el mundo pasa igual: hay dos hemisferios, el Occidental y el Oriental. El Occidental me decía que no: hace 400 años sabemos que las neuronas no crecen y hay que aprender a vivir con lo que uno tiene”, expresó Anderson con Cadena 3.
Del papel a la pantalla
Ahora, la fascinante historia de Anderson y su familia se puede ver en Netflix. Bárbara Mori es la encargada de interpretar a Anderson y Julián Tello, un niño que también tiene parálisis cerebral, fue elegido para el papel de Lucca. En este drama se cuenta la historia real de la familia y se busca visibilizar la vida de las personas con discapacidad y la de quienes los rodean.
En una entrevista con Netflix, Anderson reveló: “Me gustaría que la gente se quedara con la sensación de que hay muchas maneras de vivir la vida, hay muchas maneras de tener familias y tenemos que ser más empáticos con el otro. La discapacidad no es un castigo, puede ser una puerta para encontrar otro camino”.