Mientras la cuarentena y la pandemia afectaron a las personas en múltiples maneras, había algunos más preparados que otros para vivir este caos mundial. Podríamos pensar que quienes practican meditación o llevan una vida “zen” serían los primeros en la lista, pero lo cierto es que un estudio ha demostrado que lo más preparados fueron los fans del terror.
Pandemic Practice: Horror Fans and Morbidly Curious Individuals Are More Psychologically Resilient During the COVID-19 Pandemic es el título de un estudio llevado a cabo por el Research Program for Media, Communication, and Society y la escuela de comunicación y cultura de Aarhus University. Centrándose en las experiencias que los fans de films de género acostumbran a vivir, llegaron a la conclusión de que, al transitar seguido emociones como el miedo o la ansiedad, el encierro y el ataque de un enemigo invisible no le fueron tan ajenos.
“A pesar de que la mayoría de la gente elige una película de terror con la intención de entretenerse más que de aprender algo, las películas de terror amplían las oportunidades de aprendizaje”, publicaron como parte de las conclusiones alcanzadas.
Es que, aunque sea ficción, los consumidores asiduos de cine de género ya se saben al dedillo las técnicas para escapar de diversos peligros, los lugares a los que no se debe entrar y a “sobrevivir” en situaciones apocalípticas. Básicamente están acostumbrados a consumir contenido donde los personajes están viviendo al límite, bajo amenaza y batallando por su vida, muchas veces sin tener la información sobre cómo hacerlo.
“Tener emociones negativas en una situación segura, como durante el visionado de una película de terror, podría ayudar a los individuos a afilar las estrategias para lidiar con el miedo y situaciones aterradoras de la vida real”.
Así es que las películas de terror no son solo un placer nerd o un fetiche de fanáticos sobre situaciones completamente improbables, sino que se convierten en una interesante fuente de aprendizaje: “Estas experiencias pueden actuar como simulaciones de experiencias reales a partir de las cuales los individuos pueden recopilar información y modelar mundos posibles”, explican desde el estudio.