Son muchas las críticas que se le han hecho en años recientes a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas que entre los Premios Oscar cada año desde 1929. Por ejemplo, tenemos los cuestionamientos respecto de que se trate de un galardón centrado en las cintas angloparlantes, que relega a las películas habladas en otra lengua a un segundo plano.
De cualquier forma, y de manera inesperada, se han anunciado ciertos cambios a implementar en la dinámica de este prestigioso premio. Dentro de ellos, se contempla la creación de una nueva categoría sobre largometrajes “populares”.
“Tendremos un cambio a los #Oscars. Esto es lo que necesitás saber:
Habrá una nueva categoría acerca del logro de la popularidad.
Establecimos una fecha más cercana de realización para 2020: señalen en sus calendarios el 9 de febrero.
Estamos trabajando en una nueva y más globalmente accesible ceremonia de tres horas”.
Después de que se hizo público este mensaje, los comentarios sobre el mismo no se han hecho esperar, y buena parte de ellos atacan tales ideas. Una de las posiciones más reiteradas sobre tales medidas propuestas es que se busca de algún modo bajar el nivel de exigencia en cuanto a calidad de estos reconocimientos con tal de lograr que sean seguidos por más audiencia, una estrategia que puede resultar contraproducente.
Tenemos entonces mensajes de cinéfilos que opinan lo siguiente, comentando que es una decisión que atrasa.
Asimismo, la prensa no ha sido tan benévola con esa medida y medios como el New York Times la han criticado con vehemencia. Esto señaló puntualmente Brooks Barnes, una periodista de tal diario, resaltando algunos dilemas que se derivan de tal situación:
“¿Qué sucede si una cinta que muchos consideran como una competidora legítima para la categoría de Mejor película recibe una nominación para el Oscar popular, pero no para el de mejor película? ¿Esto significa que es una producción de segunda categoría?”.
Recordemos en todo caso que el rating de esta citada gala cayó un 19% de la edición de 2017 a la de 2018, motivo por el cual es bastante probable que sus organizadores estén alarmados y hayan llegado a la conclusión de que deben “mordernizarse” de alguna forma para no perder vigencia. Habrá que ver en unos meses qué sucede con dichos cambios y cómo son recibidos por los fanáticos del séptimo arte.