Ayer se inauguró la 76ª edición del Festival de Venecia y ya está despertando polémica. En este caso de disparó a partir del nuevo film de Roman Polanski, J’accusse: el oficial y el espía, que se estrenará el viernes 30 en el prestigioso festival. Luego de los grandes movimientos de mujeres como el #MeToo, la figura del artista empieza a ponerse en cuestión y su obra también.
En la conferencia de prensa, la Presidenta del Jurado del Festival, la argentina Lucrecia Martel, recibió la siguiente pregunta: “¿Va a poder juzgar el filme de Roman Polanski en el concurso sin que sus comportamientos afecten a su valoración?” La pregunta se refirió directamente al conocido caso de abuso a una menor por parte del director polaco en 1977.
“Yo no separo al hombre de la obra. La presencia de Polanski [en el programa del festival] me resultó muy incómoda. Hice una pequeña investigación, con Internet, y consultando a escritoras que han tratado estos temas. Y vi que la víctima dio este caso por cerrado, no negando los hechos sino considerando que el señor Polanski había cumplido con lo que la familia y ella habían pedido. No puedo ponerme por encima de las cuestiones judiciales. Pero sí puedo solidarizarme con la víctima. No voy a asistir a la proyección de gala del señor Polanski porque yo represento a muchas mujeres que en Argentina luchan por cuestiones como esta, y no querría levantarme para aplaudirle. Pero me parece acertado que su película esté en el festival, que haya diálogo y se debatan estos asuntos.”
Fiel a su militancia feminista, la directora ha decidido no participar de la proyección como posicionamiento frente a los hechos que rodean a artistas como Polanski, sin dejar de apoyar la presencia del film dentro del festival:
“Acepté esta presidencia del jurado no por estar en Venecia con ustedes, ya que estaría mejor en mi casa, sino porque es un lugar político y este debate es muy importante en este festival. También por la obra de Polanski, que creo que merece una oportunidad, por las reflexiones sobre la humanidad que incluyen sus películas. Es muy difícil para mí interiorizar cuán lejos han ido los otros casos, vivo a diario en Argentina situaciones donde es muy complicado discernir hasta dónde ir contra gente que cometió algo así y fue juzgada, o cuya víctima se siente resarcida. ¿Qué vamos a hacer nosotros?”, prosiguió Martel, incitando al diálogo y al debate en una época donde el planteo de separar o no al artista de su obra está a flor de piel, y dentro de ello, qué posiciones tomar como artistas, mujeres y hombres.
El debate surgió allí mismo, junto al director de la Mostra de Venecia, Alberto Barbera, quien expresó que sí considera separar al hombre de la obra, al contrario de Martel.
Asimismo, la directora no se negó en absoluto a ver el film y desempeñar su rol de jurado como los demás: “Miraré el filme como todos los demás del concurso, no tengo ningún prejuicio hacia él. Si no, dimitiría como presidenta del jurado.”
Otro tema propenso al debate fue qué porcentajes de mujeres directoras hay dentro de la competencia. La realidad es que sigue siendo más que dispar: frente a 19 directores hombres, aparecen solo dos mujeres: la saudí Haifaa Al Mansour y la australiana Shannon Murphy.
“¿Me da felicidad? No. Pero no sé de qué otra manera podemos forzar a esta industria a pensar distinto. Y a mirar a las películas filmadas por mujeres. Lo cual no quiere decir que cualquier largo de una directora haga de por sí una gran lectura de la humanidad”, expresó al respecto Lucrecia Martel.