El nuevo film de Carlos Vermut generó gran expectativa en Sitges. Presentada por el director, quien confesó que iba a rodar otro film pero por consejo de una amiga optó por esta historia, la película se propone como un desafío incómodo para el espectador. Siguiendo con los planteos provocadores de Vermut, Mantícora aborda la pedofilia ejercida por quien menos lo esperaríamos.
El protagonista es un joven madrileño con un buen trabajo en el mundo de los videojuegos. Lo que llamaríamos un geek, pero con una vida signada por la soledad, un inadaptado a la sociedad. Su vida dará un vuelco luego de salvar a un niño vecino de un incendio, lo cual le disparará no solo un estado total de ansiedad sino también una desconocida “pasión”. Desde que la película introduce el tema, el personaje deja de ser una figura amable para el espectador, pero ciertos signos narrativos parecen empeñarse en crear una empatía.
El protagonista continúa con su repugnante secreto a cuestas, aunque hace todo lo posible por evadirlo: intenta tener una relación amorosa con una mujer, se concentra en el trabajo y hasta incluso se muda de casa. Aquí es cuando Vermut apuesta a la pintura realista de la juventud de clase media madrileña: el esnobismo, el progresismo ridiculizado en varios aspectos como las relaciones abiertas, la engañosa idea de vivir “disfrutando de la vida” y la tibieza que caracteriza a una generación. Si algo hace muy atinado Vermut en Mantícora es la progresiva construcción de los personajes, a quienes vamos descubriendo sin apuro y desde sus diferentes capas.
Mantícora es un drama actual, aunque poco tiene de fantástico o terror. Su propuesta es tan incómoda como reprochable en varios aspectos -sobre todo desde posicionamientos ideológicos-, pero sus personajes tienen una gran fuerza emotiva y narrativa.
Manticora, de Carlos Vermut
2022 – España
Sección: Oficial Fantástic – Fuera de competición