Agustina San Martín dirige su primer largometraje, un drama esotérico filmado en alguna húmeda locación de Misiones, que simula estar emplazado en una frontera Argentina-Brasil. Junto a una dupla de mujeres fundamental -la directora de fotografía y la directora de sonido- construye una especie de suspense esotérico y diverso que se va pintando como un cuadro a la hora de representar el despertar sexual de una adolescente sin rumbo.
Una niebla omnipresente, encuadres dramáticamente bellos, juegos de reflejos con espejos y ventanas y una constante tensión que enturbia a la misma luna atraviesan esta historia sostenida por la leyenda de una “bestia” -“el alma de un hombre malo”- que puede adoptar cualquier forma animal. Dicha bestia no es más que un fondo de color; es bastante irresistible el atractivo hacia el universo de la protagonista, al erotismo in crescendo que se mantiene a lo largo de toda la trama, a cómo se van colando elementos sonoros y visuales clásicos con una impronta juvenil y contemporánea. La frontera como simbolismo de lo no tan claro, el acecho como excusa para aprender a vivir.
Matar a la bestia, de Agustina San Martín
2021 – Argentina, Brasil, Chile
Sección: Competencia argentina
Seguí la cobertura completa del 36 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en este enlace.