Meryl Streep tiene una de las carreras más ilustres de Hollywood. La actriz se destacó en grandes papeles que no solo le han valido el reconocimiento del público y la crítica especializada, sino que también significaron un gran desafío para ella.
Entre las actuaciones más memorables de Streep se cuentan La dama de hierro -biopic en la que interpretó a Margaret Thatcher-, La decisión de Sophie y el drama judicial Kramer vs. Kramer. En el ámbito de la comedia, fue el elemento clave para el musical Mamma Mia y también formó una dupla memorable con Alec Baldwin en Enamorándome de mi ex.
Si bien para el público el resultado final de un trabajo puede ser fascinante, los actores, actrices y directores no necesariamente lo viven así y esto es lo que le pasó a Streep filmando El diablo viste a la moda. En esta comedia romántica, la actriz se puso en la piel de la elegante y despótica Miranda Priestly, una versión ficticia de Anna Wintour.
Para llevarla adelante, Streep eligió las técnicas de la actuación de método, que implica representar el personaje constantemente, aún fuera de cámara. La tres veces ganadora del Oscar reveló a IndieWire que así se presentó a sus compañeros: “Soy Meryl y estoy muy contenta de trabajar contigo. Y eso es lo único amable que vas a escuchar de mi boca en esta película”.
Sobre la experiencia de haber creado este papel que fue alabado por el público y permanece icónico hasta la actualidad, confesó: “Fue horrible. Me sentí muy mal en mi tráiler. Podía oír a todos riéndose. Y pensé: ‘Bueno, ese es el precio que pagas por ser la jefa’. Fue la última vez que hice actuación de método”.