Después de su paso por el Toronto Film Festival, en marzo se estrenará en salas argentinas la ópera prima de la realizadora Guillermina Pico (1985, Santa Rosa, La Pampa), Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era, proyecto que participó en las clínicas de la Bienal Arte Joven Buenos Aires 2015 y en Buenos Aires Talent Campus 2016.
A unas semanas de su estreno, podemos ver la sinopsis y tráiler oficial:
“Las orejas de los caballos se recortan sobre un amanecer cerrado. Una chica patina en rollers sobre el parquet de un departamento vacío. En una fiesta la gente canta a viva voz una canción. Vistas fugaces por la ventanilla del tren. En verano, dos hermanas compran un cedrón, cavan un pozo y lo plantan. Una chica gira mirando al cielo, graba la tormenta que está por venir. La chica mete la cabeza entre las plantas. Luego en un campo de trigo. Una fogata de cardos secos arde en el campo, mi papá vigila el fuego desde lejos. Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era es una película de proceso, de observaciones y notas sobre la belleza que tienen los instantes perdidos”.
Borra todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era – Teaser from Guillermina Pico on Vimeo.
En un comunicado, Pico cuenta que en su obra busca plasmar la identidad personal a través del género, las relaciones, la historia familiar y la profundización en los paisajes interiores. Es por eso que lo íntimo, en su primera película de larga duración (previamente estrenó cortos que fueron premiados en BAFICI, Documenta Madrid, L’Alternativa Barcelona, entre otros), surge como eje central. En palabras de la realizadora:
“Desde el título se enuncia esta cualidad. Una identidad que, hablándose a si misma, se pone entre paréntesis, y suspendida, se da el beneficio de la duda sobre las construcciones pasadas (y tantea con cuidado sobre una enunciación futura). Un yo íntimo que reconoce la pregunta por la identidad como una trampa, e inmersa en ella busca responderla, sabiendo que el intento será siempre momentáneo, inevitable y en la acción. Un ensayo, una prueba, una ficción de respuestas que se apilan sobre lo permanente, que es otra cosa. La película rescata el poder de la vulnerabilidad y el proceso, no como un gesto o una temática, sino como un lenguaje en sí mismo, como la forma adecuada para atrapar el tiempo que se escapa y la vida que sucede: una narrativa del espesor de la experiencia”.