Una de las producciones de Netflix que más está dando de qué hablar durante las últimas semanas es, sin lugar a dudas, Nuestro padre, película que narra la historia del Dr. Donald Cline, un especialista en fertilidad del estado de Indiana que engendró decenas de hijos sin el consentimiento o el conocimiento de sus pacientes.
La sinopsis del documental reza: “Mientras crecía, Jacoba Ballard, hija única, soñaba con tener hermanos. A medida que se acercaba a los cuarenta años, sentía que había algo más, algo que no cuadraba con ciertas ideas y decidió hacerse una prueba de ADN, que la llevó a descubrir que, al menos, siete personas compartían su misma información genética, es decir, que podrían ser sus hermanastros. Sin lograr comprender cómo eso era siquiera posible, Jacoba decidió reunir a algunos para que la acompañaran en una terrible investigación, misma que resultó en el descubrimiento de que el doctor de paternidad de sus padres, Donald Cline, había utilizado su propio esperma para diferentes mujeres entre los años 70 y 80, en un caso alarmante que, sin embargo, no parecía romper alguna ley”.
Aunque en primera instancia pueda parecer increíble y sacado de un relato de ficción, la perturbadora y escalofriante seguidilla de sucesos narrada en Our Father (nombre de la tira en inglés) es real y, si bien sus escenas pueden contener algunas recreaciones dramatizadas, los hechos por los que tuvieron que atravesar las pacientes de Cline no lo fueron.
Si te estás preguntando qué fue del macabro protagonista de esta historia, te contamos que, según el medio Parade, cuando todo salió a la luz Cline intentó defenderse asegurando que nunca usó su propio esperma para inseminar a sus pacientes. Aún así, tiempo después se desdijo y afirmó que sí utilizó su semen, pero únicamente en ocasiones en las que no había otros donantes disponibles, llegando incluso a decir que esto sucedió en tres oportunidades. Sin embargo, las pruebas de ADN realizadas demostraron que lo propio habría ocurrido, al menos, unas 90 veces.
Acorde al citado medio, “en 2017 Cline se declaró culpable de dos cargos de obstrucción de la justicia y no fue condenado a prisión por sus delitos debido a su sentencia suspendida. Un año después, entregó su licencia médica de Indiana y se le prohibió volver a solicitar una en el estado, pero eso apenas lo afectó, porque se jubiló nueve años antes. También fue sentenciado a libertad condicional y una multa de 500 dólares”.
Desde que se conocieron los actos de Cline, el estado de Indiana aprobó una ley que prohíbe el fraude de fertilidad y permite la acción civil en casos semejantes, además de aumentar la pena por este tipo de hechos.