Atención, amantes del séptimo arte argentino: Ojos de arena, el nuevo trabajo de la directora Alejandra Marino que debía estrenarse el 15 de abril, finalmente llegó a las salas de cine.
Este flamante thriller aborda la trata de menores con el foco puesto en familias de clase media y media alta, la connivencia de las autoridades, la desidia de los poderes y la desesperación de quienes buscan sin cesar a sus hijos.
La sinopsis del largometraje detalla: “Carla y Gustavo están separados desde que ella, psicóloga forense, perdió a su pequeño hijo cuando estaba protegiendo a una joven captada por la trata. Alguien se lo llevó. La foto de una niña perdida pocos días después puede ser una pista y se reúnen para seguirla. Llegan a la casona de Inés y Horacio, padres de la niña. Una vidente ronda por la zona buscando a su nieta secuestrada y desconfía de Horacio. El camino es búsqueda incesante y aunque la verdad sea espanto, echa luz sobre la esperanza”.
El elenco de Ojos de arena está compuesto por Paula Carruega, Ana Celentano, Joaquín Ferrucci, con la participación especial de Victoria Carreras y Manuel Calla.
En un diálogo con Télam, Marino contó: “Filmando un documental en Retiro, vi pasillos que llevan hacia los hangares de buses internacionales con las paredes cubiertas de fotos de niños buscados. Tiempo después pensamos en sus familias, en las casas vacías de hijos captados por la trata de personas. Y se armó esa conjunción de deseos de poner nuestra mirada sobre el tema, comenzamos a investigar, a encontrar nuestros personajes y sus circunstancias sabiendo que el tiempo es un factor fundamental en la búsqueda”.
“Es inevitable que sienta un compromiso fuerte cuando encaro estos temas, desde la narración, el punto de vista, el encuadre”, agregó la cineasta. “Pero no es un peso, sino una búsqueda de la forma para desplegar la historia. Primero lo vemos casi obsesivamente desde el guion, luego hablo mucho con el equipo, lo trabajamos con el elenco. Escucho a todos, te diría que escucho con los sentidos. Toda decisión estética implica compromiso. No quiero re-victimizar y tampoco me interesa llegar a un callejón sin salida y esto también lo hablamos con la gente de Missing Children”.
Marino, responsable de otras obras como Hacer la vida, El sexo de las madres y Franzie, también destacó cómo el film refleja las falencias de las autoridades que deberían encargarse de estas problemáticas.
“En la película somos testigos de cómo la inoperancia del sistema judicial, la estupidez y la complicidad entre distintos sujetos de poder, usan y descartan personas. Rechazo el morbo y la re-victimización para contarlo. Aunque la mentira y el engaño se oponen, es un material sensible pero muy rico para explorar las fuerzas que empujan la búsqueda de un hijo“, afirmó.
Además, en otra entrevista, Marino se refirió a qué fue lo que la llevó a hacer este largometraje al confesar: “Escribimos esta película motivadas por las consecuencias de un hecho que transforma la vida para siempre, el secuestro de un hijo por la trata de personas. Como mujeres buceamos en nuestros propios miedos, investigamos diferentes casos para crear nuestros personajes, seguimos a cada uno en su diversidad con el hilo conductor de esperanza. El thriller otorga las posibilidades del género para sumergirnos en la búsqueda y el deseo de llegar al encuentro”.
“Como directora me motivó realizar una película que lleva a los espectadores hacia una trama que quiera desentrañar, empatizando con los personajes, deseando justicia para ellos y cuando los hechos son irreversibles nos quede la justicia poética de las imágenes. Quiero narrar estos temas sin truculencia ni morbo, sin naturalizar el abuso explícito en el cuerpo de una mujer y rescatando nuestra humanidad”, sentenció.