Paul Thomas Anderson es uno de los directores de cine más respetados en la actualidad, pero, al igual que la gran mayoría de las personas del mundo de Hollywood, tuvo que hacerse un camino a base de trabajo duro y aprendizaje, incluso aunque este último haya sido a los golpes o gracias a lecciones impartidas por otros genios del séptimo arte como Stanley Kubrick.
En su nuevo libro titulado How 1999 Blew Up the Screen, el autor Brian Raftery ofreció un breve acercamiento al tan importante encuentro entre Anderson y Kubrick, el cual se llevó a cabo en el set de Eyes Wide Shut, la última cinta del legendario cineasta estadounidense grabada en 1996 en los Pinewood Studios de Londres.
Según relató Raftery y reprodujo IndieWire, la producción del film se llevó a cabo bajo extrema cautela y resguardo, sólo permitiéndole el ingreso al plato al elenco y al equipo del mismo, lo que hizo que la aparición de Anderson en el set fuera bastante rara, pero esto se debió a que logró atravesar la seguridad gracias a su relación con Tom Cruise, quien fuera el protagonista del largometraje. Fue allí donde el director cruzó su camino con el de Kubrick.
Aún así, lejos de lo que cualquiera podría imaginar, el encuentro entre ambos no resultó lo que Anderson hubiera esperado, sino que fue un tanto más incómodo.
“Kubrick tenía un equipo realmente pequeño”, contó sobre ese momento. “Le pregunté: ‘¿Siempre trabajás con tan poca gente?’. Me miró y dijo: ‘¿Por qué? ¿Cuánta gente necesitás?’.
“Me sentí como un idiota de Hollywood”, reconoció Anderson.