David Fincher está cumpliendo 62 años. El cineasta, que comenzó su carrera como director en el mundo del videoclip, saltó a la fama en 1992 cuando fue contratado para dirigir la tercera entrega de Alien. Sin embargo, su primera incursión en Hollywood no fue de las mejores. Por un lado, la película no obtuvo la aprobación de la crítica y el público en relación a las dos anteriores. Y por el otro, fue una mala experiencia para él.
En una entrevista con The Guardian reveló cómo fue este arduo trabajo, sobre el que no guarda un buen recuerdo: “Tuve que trabajar en ella durante dos años, me despidieron tres veces y tuve que luchar para cada cosa. Nadie la odió más que yo, hasta el día de hoy nadie la odia más que yo“, confesó Fincher.
Un encuentro con la verdadera cara de la industria
Además, esta primera experiencia representó una revelación en torno a la industria del cine y sus códigos: “Fue un bautismo con fuego. Yo era muy ingenuo. Por muchos años, estuve cerca de las personas que financian películas y el tipo de gente que está ahí para hacer tratos para las películas. Pero siempre tuve esta idea ingenua de que todo el mundo quiere hacer películas tan buenas como se pueda, lo cual es estúpido”, reflexionó.
Finalmente, Fincher agregó: “Así que aprendí a hacer un estúpido beligerante, lo que implicó: ‘Tienes que conseguir lo que necesitas para irte de ahí’. Tienes que pelear por las cosas en las que crees, y tienes que ser inteligente acerca de cómo posicionarte para no convertirte en ruido blanco. En esa película, yo era el hombre que constantemente era la voz de ‘necesitamos hacer esto mejor, necesitamos hacer esto, esto no tiene sentido'”.