A lo largo de la historia del cine se hicieron muchas películas que, con el paso del tiempo, alcanzaron cierto mote. Algunas, como The Room, están entre las consideradas “peores películas de la historia”. Por el contrario, otras como Citizen Kane ingresaron en esa prestigiosa lista de “las mejores de la historia”. De la misma manera, en 1981 se estrenó un film que pasó a la historia como uno de los más peligrosos jamás filmados.
El título en cuestión fue Roar, largometraje de aventuras dirigido por Noel Marshall y producido por él junto a su esposa Tippi Hedren –actriz que formó parte del film Los pájaros de Alfred Hitchcock-. Desde el comienzo la cinta estuvo llena de inconvenientes, tantos que tardó cinco años en ser filmada y 11 en ser finalizada.
La peor de las decisiones
La película -cuyo guion se gestó en 1970- contaba con el protagonismo de Marshall, Hedren y sus hijos en la vida real y giraba en torno a una familia que debía defenderse de unos leones que invaden su hogar. Inspirados por una experiencia de Hedren en un safari de África, los miembros de la producción creyeron que era mejor tener leones reales en el set para que la cinta luzca más verosímil. Para ello, la familia decidió criar cerca de 30 leones cachorros de manera ilegal en su propia casa con el fin de domesticarlos para filmar la película.
Si bien todo parecía ir bien entre los humanos y los animales, las cosas se empezaron a complicar cuando arrancó el rodaje, pues los personajes debían mostrar miedo a los leones, no confianza como sí lo hacía la familia en su vida cotidiana. John Marshall, hijo de Noel, dijo en su momento a Grantland: “Hicimos todo lo que no había que hacer. Uno no debe mostrar que tiene miedo. No debe correr. No debe jugar a las escondidas con ellos. De repente empezamos a hacer todo eso y el asunto se puso realmente peligroso”.
Heridos en masa
Las consecuencias de tales acciones no se hicieron esperar: más de 70 miembros del elenco y el equipo técnico fueron atacados por los animales. Algunos sufrieron heridas graves en la cabeza, huesos rotos y hasta envenenamiento de la sangre. Hedren incluso desarrolló gangrena. Fueron tantos los ataques que la película demoró años en filmarse, pues debieron esperar a que todos se recuperen.
Fue tal la popularidad del film, por las razones incorrectas, que en 2004 incluso se hizo un documental sobre la accidentada filmación. Además, años más tarde la cinta se reestrenó con un cartel que decía: “Ningún animal fue herido durante el rodaje. Los heridos fueron los 70 miembros del elenco y el equipo técnico”.