La carrera de Scarlett Johansson es la que cualquier actriz de Hollywood desearía tener. Su camino en la industria empezó desde pequeña y uno de los primeros papeles que la hizo notar entre el público y la crítica fue el de Ghost World (2001). Desde ese momento, la actriz tuvo todo tipo de oportunidades en cine y demostró su versatilidad.
Johansson fue parte de cintas de ciencia ficción con Under the Skin; puso su voz para películas animadas como Isla de perros de Wes Anderson; trabajó junto a grandes directores como Woody Allen, los hermanos Coen y Sofia Coppola, y fue protagonista de profundos dramas como Jojo Rabbit e Historia de un matrimonio. Además, incursionó en el mundo de los superhéroes de la mano de Marvel y el personaje de Black Widow.
Entre todos estos desafíos actorales que la ubican como una de las actrices mejores pagas, más reconocidas y legitimadas por la crítica y el público, su ingreso al mundo de los superhéroes se presentó desconcertante. Para Scarlett, este trabajo significó un desafío que trajo gran satisfacción profesional. En entrevista con Success reveló: “Hay dolor involucrado cuando se intenta hacer algo genial, ya sea dolor emocional o físico“.
Hablando de los aspectos que se ponen en juego en los films de superhéroes, dijo: “En estas películas definitivamente hay dolor. Es un estilo de vida que no es divertido. Pero el desafío es lo que me hace feliz, no el resultado final. El desafío de ‘¿Qué tan lejos puedo empujarme a mí misma?’. Como hacer teatro y pensar ‘No creo que sobreviva a esto’. O hacer The Avengers: ‘Me voy a morir a la mitad de este trabajo’. Poder hacer algo que se siente imposible me hace increíblemente feliz“, cerró.