¿De qué se trata esta película? ¿Cómo hacemos para transferir la “experiencia Kaufman” en pocas oraciones? Si tuviéramos que recomendar I’m Thinking of Ending Things contando de qué va la cosa, se complicaría la situación. Como en casi todos los films de los que Charlie Kaufman forma parte (ya sea como guionista o director) las nociones de tiempo, espacio, personajes, realidad y ficción tal como las conocemos se ven completamente distorsionadas. El relato clásico parece no servirle a Kaufman nada más (y nada menos) que para desandarlo y destrozarlo. Y en su nueva película lleva esta práctica al extremo.
Para hablar de I’m Thinking of Ending Things -o Pienso en el final, como Netflix la tituló para Latinoamérica- habría que pasar por muchos conceptos, obras de arte, problemáticas universales, planteos filosóficos y películas: somos atacados por un bombardeo de referencias culturales que serán herramientas para construir sus personajes (o personaje). En esta película, como en por ejemplo Being John Malkovich, todo es uno y uno es todo. El arte de la sinécdoque que en su incomprendida obra Synecdoche, New York (2008) llevó al límite.
La protagonista de I’m Thinking of Ending Things es una mujer joven -interpretada por Jessie Buckley-, a quien no podríamos etiquetar con un solo nombre, ya que tiene diferentes designaciones y profesiones a lo largo del metraje. La joven se presenta a nosotros en una incomodidad constante, en la que las palabras pierden su supuesto significado y donde la temporalidad se altera. Juventud, vejez, belleza y fealdad se vuelven parte de una puesta en escena: la comedia de las apariencias. La protagonista se desliza por el arte, el feminismo, las ciencias duras, los conceptos de relaciones y el amor en un monólogo interior que a veces parece escaparse de su cabeza para que otros lo oigan. La premisa básica sería que ella viaja con su novio a conocer a sus suegros mientras piensa en terminar la relación.
Para su tercera película como director, Kaufman se basó en la novela homónima de Iain Reid publicada en 2016. Es una apuesta osada, sobre todo para haber tenido su estreno masivo en Netflix, una plataforma que ofrece pocos films actuales de este estilo. I’m Thinking of Ending things entra al gigante del streaming, se vuelve tendencia y patea los tableros del entretenimiento y la narración. El secreto podría estar en la entrega completa hacia el film, colgar las prendas del raciocinio que nos enseñaron los cuentos clásicos y el camino del héroe, para disfrutar de esta película.
De todos modos, I’m Thinking of Ending Things es una propuesta densa a sabiendas, no solo por las dos larguísimas escenas en auto sino también por su ambiente que oprime y sofoca a cada paso. En sus diálogos no parece haber lugar para la comunicación real; la joven y su novio solo parecen dialogar a partir de referencias intelectuales. Tal vez uno de los mejores momentos del film en relación a esto sea la metanarración que sucede en base a A Woman Under the Influence, el film de John Cassavettes.
Una vez más, Kaufman consigue narrar una historia desde las lógicas de la mente humana. El desorden, el borramiento de los límites entre realidad y ficción, se vuelven herramientas para sedimentar esta psicodelia. I’m Thinking of Ending Things nos invita a dejar de pensar o a no parar de pensar: su relatividad es tan enorme que la quita de la norma tanto del cine como de la literatura. Así, puede ser odioso intentar explicar esta película, cuando podemos, simplemente, entregarnos a la experiencia Kaufman.