Llegamos a la última entrega del especial de Indie Norteamericano, y lo cerramos con un clásico fundador y ya convertido en cine de culto, la controversial Pink Flamingos (John Waters, 1972). El film que en plena década de los ‘70s se animó a romper esquemas cinematográficos y a derribar tabúes. La ubicamos para culminar el especial, no sólo por ser la más antigua en cuanto a época, sino por representar una influencia innegable para el venidero cine indie norteamericano. La película representa una de las primeras manifestaciones del cine queer y se posiciona como hito del cine de autor under e independiente. John Waters oficia de director, productor, guionista, editor. Años después del controversial estreno, el film se constituiría como cine de culto, como asidero de clichés y guiños de la cultura kitsch y under. John Waters se convirtió en ícono del cine queer y Divine en una drag queen harto reconocida del cine under. Para el aniversario número 25 de su estreno, al film se le agregó una parte final donde John Waters habla del mismo. Además se condensó en un disco el llamativo soundtrack de la película. El argumento es prácticamente simple: Divine es una drag queen reconocida como la persona más asquerosa del mundo. Frente a esto, la pareja de los Marble, quienes venden heroína en las escuelas y roban bebés para vendérselos a parejas de lesbianas, hará todo lo posible por derribarla de su trono de la más desagradable.¿Cómo podemos hablar de un film puramente estético cuando hablamos de personajes que se pelean por ser los más asquerosos del mundo? Pues porque estamos frente a un trabajo con la belleza tan particular como innovador. A pesar de que presenciamos violaciones hacia personas y animales, personas comiendo excremento, una cabeza de cerdo como el mejor regalo de cumpleaños, etc., cada elemento funciona como parte de lo kitsch y lo under. Lo bizarro se convierte en bello, cada elemento está tratado en la medida justa y dispuesto de manera controversial. El sexo, la comida, lo escatológico, lo delicado, lo bello son conceptos que circulan por todo el film pero redefiniéndose y cobrando sentidos que escapan a lo estipulado. La idea lo bello, para John Waters es lo desagradable. Y a medida que transcurre el film, para el espectador, lo feo, lo asqueroso, lo bizarro también es hermoso. Como condimento no menor Waters incluye una musicalización única: el film cuenta con una banda sonora que incluye hits de los ’50 y ‘60s, entre ellos “The girl can’t help it” de Little Richard y “Surfin’ bird” de The Trashmen. Pink Flamingos es una historia de la liberación, una liberación a partir de la provocación y la controversia en plenos años setenta donde las revulsiones culturales tomaron la batuta. Los tabúes se ven todos desafiados y lo tradicionalmente entendido como “normal”, los esquemas de sentido común se encuentran totalmente revertidos. John Waters juega todas sus cartas para hablar de la diversidad sexual y de aquel componente animal que habita en todos nosotros, aquello que nos liga a lo primitivo, sólo que para los personajes de esta historia está a flor de piel.
Pink Flamingos
John Waters – 1972