La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas acaba de hacer un anuncio que no pasará desapercibido en la industria cinematográfica. Con una mirada hacia el futuro y con el objetivo de transformarse, la Academia ha decidido poner en práctica políticas de diversidad. Luego de que en 2020 resultara ganadora Parasite, que hizo historia al convertirse en la primera película de habla no inglesa en ganar el premio mayor –entre otros-, el tema de la diversidad en la premiación se volvió a poner sobre el tapete. Todo se remonta a 2015, cuando se popularizó el hashtag #OscarsSoWhite para visibilizar la falta de diversidad étnica en la premiación. Actualmente, en las luchas lideradas por el lema Black Lives Matter, el tema se vuelve a tratar y esta vez para hacer un cambio concreto.
Lo cierto es que desde la Academia se establecerán ciertos estándares para los films que quieran competir para la categoría Mejor Película. De este modo, buscan garantizar la inclusión de minorías dentro de estos films, que siempre son los más comentados y suman millones de espectadores. “Creemos que estos estándares de inclusión serán un catalizador para un cambio esencial y duradero en nuestra industria”, informaron desde la Academia.
La idea es que exista una representación equitativa tanto delante como detrás de pantalla y es por esto que se establece de ahora en más una serie de condiciones que estas películas deben cumplir para poder ser nominadas a la codiciada categoría. El modelo para realizarlo se tomó de los estandartes de diversidad del British Film Institute (BFI).
Las películas deberán cumplir dos de estos cuatro estándares: representación en pantalla, en equipo creativo, oportunidades de acceso a la industria audiovisual y/o promoción de las audiencias.
Cuando hablan de representación en pantalla, la Academia exigirá que uno de los protagonistas del film pertenezca a una minoría racial (asiático, latino/hispano, negro/afroamericano, indígena, persona de medio oriente, nativo de Hawái o del Pacífico y “otras etnias o razas poco representadas”), mientras que el 30% del reparto secundario deberá proceder de colectivos con poca representación (mujeres, minorías raciales, colectivo LGBTQ+ o personas con capacidad diversa).
En cuanto al equipo creativo se deberá ceñir a que dos de los puestos de dirección creativa pertenezcan a grupos poco representados o que el 30% del equipo sea de esos grupos.
El tercer punto se refiere a que las productoras y distribuidoras pongan en práctica la inclusión, sumando becarios a sus equipos, generando puestos de trabajo y formación a grupos desfavorecidos.
El cuarto punto se centra en la instancia de distribución y difusión y propone que esta representatividad y diversidad se haga extensiva a las audiencias. Así, los estudios deberán tener entre sus empleados a personas provenientes de grupos con poca representación.
Estas nuevas directivas serán más que polémicas en la industria del cine y generarán opiniones en encontradas. La idea es ponerlo en práctica para la edición 96 de los Oscars, a celebrarse en 2024. Ciertamente, lo que veremos entre los nominados será muy diferente a los que vienen siendo años anteriores. De todos modos, en un intento de corrección política la Academia premió en 2019 a Green Book y nominó a Black Panther que no solo significó diversidad étnica sino diversidad de género en cuanto a los cinematográfico, abriéndose al cine más taquillero del momento: el de superhéroes.