A lo largo de su carrera, Quentin Tarantino ha demostrado ser uno de los mejores directores de cine de su generación y de las últimas décadas. Respaldan esta afirmación películas de la talla de Pulp Fiction, con la que declaró que había llegado a la industria del séptimo arte para quedarse.
Su control del diálogo y su estética expresionista le han generado elogios de todos lados, pero lo cierto es que también ha logrado lo propio con momentos icónicos que quedarán en la memoria de los espectadores. Tal es el caso de la infame escena de la aguja en la que Mia Wallace, interpretada por Uma Thurman, sufre una sobredosis de heroína después de una noche de baile junto a Vincent Vega (John Travolta).
En su intento por revivir a la mujer que se le había ordenado cuidar, el guardaespaldas de Marsellus Wallace (Ving Rhames) debe aplicarle una inyección de adrenalina directamente en el corazón. Para lograr hacer la escena lo más realista posible, Tarantino se “aseguró de que cada uno de los actores fuera educado sobre las impactantes realidades de las sobredosis de drogas y cómo salvar a una persona en medio de una”.
Además, como si fuera poco, el cineasta de Knoxville decidió grabar esa parte de la película al revés y le indicó a Travolta que comenzara la toma con la aguja sostenida en el pecho de Thurman, para luego tirar de ella hacia arriba y hacia afuera. Otra innovación más por parte del director.
“En la sala de edición, Tarantino reprodujo el metraje al revés para que pareciera que la aguja se clavaba en el pecho de Thurman”, asegura el citado medio. “Cuando la aguja hace contacto con su piel, Quentin rápidamente muestra una toma de reacción de Mia abriendo los ojos y volviendo a la vida. Con un poco de ayuda del departamento de sonido, que creó un ruido sordo para implicar el impacto de la aguja, se nos hace creer que hemos visto cómo la aguja se clava en el pecho de Thurman, todo sin necesidad de una placa de pecho falsa”, finalizan.