Stanley Kubrick es considerado uno de los más grandes directores de la historia del séptimo arte. El nacido en la ciudad de Nueva York fue el responsable de algunas de las películas más recordadas de todos los tiempos como The Shining; Spartacus; 2001: A Space Odyssey y A Clockwork Orange. Kubrick era un experto en el arte de narrar historias en la gran pantalla, pero para lograr el resultado deseado le prestaba mucha atención a qué actor elegir para cada papel.
Como todos, Stanley tenía sus preferencias y sus gustos muy claros, y no dudaba en compartirlos. Tal es así que no titubeó en manifestar su admiración por uno de los grandes nombres de la época dorada del cine hollywoodense: James Cagney. Aunque nunca colaboró con él, Kubrick era fanático de la obra del ganador del Oscar a Mejor Actor por su rol en Yankee Doodle Dandy y, según recuerda Far Out Magazine, no andaba con rodeos a la hora de admitirlo.
Acorde al citado medio, “cuando Steven Spielberg vio por primera vez El resplandor y se sintió decepcionado por la actuación exagerada de Jack Nicholson, lo discutió con Kubrick, quien le pidió que nombrara a sus actores favoritos. Después de que terminó, Kubrick inmediatamente le preguntó: ‘¿Dónde está James Cagney en esa lista?’ y explicó que Spielberg no había disfrutado de la actuación de Nicholson solo porque no admiraba el trabajo de Cagney”.
“La capacidad de Cagney para ofrecer interpretaciones exageradas sin dejar de mantener el poder dramático central era lo que llamaba tanto la atención de Kubrick” y de otros como el ya mencionado Nicholson, quien se inspiró en él para su interpretación en The Shining.
Malcolm McDowell, la estrella de A Clockwork Orange, también consideraba a su colega como uno de los grandes en el rubro. Cabe destacar que Clint Eastwood es otro que supo tirarle flores a Cagney, llegando incluso a decir que “las películas se inventaron para Jimmy Cagney, y él fue inventado para las películas. Es una combinación perfecta”.