Scream es una de las películas que transformó el terror de las últimas décadas. En un momento de decadencia del slasher, Wes Craven arribó con la novedad del terror comedia, en el que reprodujo la fórmula del subgénero que reinó en los 80 en Estados Unidos pero teniendo al público como cómplice ya que dio por sentado que todos los yeites eran conocidos por la audiencia. Uno de los aspectos más originales de la película fue su asesino, Ghostface, quien siguió los lineamientos del slasher por estar enmascarado y matar con cuchillo, pero presentó un giro interesante al no ser el único personaje que pudiera conseguir este vestuario.
Los crímenes que dieron vida al famoso villano del film
El guion de Scream fue creado por Craven -quien ya se había ganado un lugar en el terror por títulos como Pesadilla en la calle Elm- y Kevin Williamson. Fue este último quien tomó como inspiración un caso real para crear a Ghostface. Mientras miraba televisión, una noche, el guionista se topó con el rostro del asesino conocido como El destripador de Gainesville, de nombre real Danny Rolling. Este escalofriante personaje asesinó a ocho personas, de las cuales cinco eran jóvenes estudiantes en Gainesville en los años 90, además de haber cometido diferentes delitos violentos, ser adicto a diversas sustancias, acosar a mujeres y más atrocidades.
Si bien la historia de Rolling no fue tomada al pie de la letra para crear Scream, sí fue inspiración en torno a las víctimas, ya que el film de Craven exhibe un elenco casi en su totalidad adolescente y, además, el asesino Gainesville también solía acomodar a sus víctimas de formas extrañas luego de asesinarlas. Fueron los crímenes cometidos por Rolling los que dispararon la idea para que Williamson y Craven crearan a uno de los villanos más celebrados del cine de terror.