“Encendí un cigarrillo y una tía mía dice – Eso es veneno – yo dije – No, yo sé lo que envenena. Hace muy poco tiempo en una calle al costado de una villa en Lanús, un árbol que llegaba al piso, pasa un patrullero y ve salir a una piba de 19 años con un pibe de 23, con un tramontina en la mano lleno de sangre, ¿Qué hicieron? ¿Qué hicieron? No, nada, nada… fueron abajo, habían parido al bebé y le hicieron 35 tajos y él bebé estaba vivo– Yo sé lo que envenena. Una señora en Córdoba, obesa ella, no se le podía ver el embarazo, parió al bebé en el inodoro, lo puso en dos bolsas de consorcio negras, les hizo un nudo, subió a la terraza, lo tiró en un volquete con cascotes. Cayó el bebé ahí y a las seis de la mañana un matrimonio de hombres grandes que no podían tener hijos, la mujer le abrió y dijo –Escucho llorar un bebé; cállate vieja, que va a escucha– abrieron y estaba vivo… y se lo dieron otra vez a la madre.
Yo (actúa una pitada al cigarro), YO SE LO QUE ENVENENA, hermano.” – Ricardo Iorio, entrevista Casella -.
Bajo esta premisa y este dolor, nace el largometraje dirigido a pulmón por Federico Sosa que se estrenó en nuestros cines el 9 de febrero, sumándose de esta manera a los cortos Guapos (2007) y Argentino Vargas (2007), a su documental Contra Paraguay (2013) y a su participación en Germán, últimas viñetas (2013, capítulos 3 y 6). Federico mantiene una misma estética tanguera a la hora de escribir sus películas.
Parido en el Oeste, buscando romper con el estigma del conurbano y demostrando que, más allá de todo parecer, en aquellos pagos existen los laburantes, el director nos presenta a tres amigos.
Iván (Federico Liss), sueña en conocer a Iorio. Chacho (Gustavo Pardi), y su sueño de ser actor. Rama (Sergio Podeley), y el intento de conquistar a Lucy (Valeria Correa). Los tres caminos encuentran en el cotidiano una amalgama que ayuda directamente a la conquista del sueño propio como el de sus amigos.
Las personalidades de cada uno juegan un rol importante y, con un guión en el cual se denota el crecimiento de cada uno de los integrantes, Sosa logra mostrar lo simple que es el sentir de los logros y los fracasos, la lucha por los sueños y lo amargo y dulce que es el crecer.
Haciendo referencias históricas y sociológicas de cómo vivimos actualmente en nuestro país, en nuestra “Republica Federal”, el director resalta lo escrito por Sarmiento en su libro Facundo en la que hace mención que hoy seguimos considerando a nuestra Capital Federal como “Civilización” y al conurbano como “Barbarie”.
El rodar de la película es simple y divertido. Con un mensaje que puede llegar a conmover. Su final es sublime. Chacho domina ese miedo que mata al animal y demuestra la importancia que lleva algo tan simple como complejo que es “Sé vos”.