Empezamos con la primera entrega del especial “Íconos”, en el que presentaremos películas que han trabajado la obra o la vida de grandes íconos de la música alternativa. La película inspirada en la obra maestra homónima de la banda Pink Floyd y dirigida por Alan Parker representa un hito en la tradición de la estrecha relación moderna entre cine y música. El disco doble The Wall representó una obra ideológica y conceptual que siguió inspirando a muchos cineastas y músicos hasta la actualidad y que Pink Floyd ya lo había manifestado en Dark Side of the Moon, donde las canciones están unidas por un sentido y significan en torno a un concepto mayor. La película cuenta la historia de una estrella de rock atormentando por su historia familiar y atravesado por muchas de las temáticas más complejas e importantes del siglo XX: la educación, la guerra, la soledad, los sistemas de control de masas, la banalidad de la vida. Como reza la famosísima canción “Another brick in the wall”, el hombre es sólo otro ladrillo de en esa pared, el sistema que oprime y da la forma que quiere al humano, lo ubica como quiere, lo silencia, lo adoctrina. El hombre está aplastado, solo, angustiado dentro de esta lógica del muro, sino recordemos la desesperante escena en que Pink se encuentra frente a un muro infranqueable, altísimo y él está solo y sin salida; escena típicamente existencialista. La vida de Pink (el protagonista) conforma la historia base a partir de la cual se generarán y expondrán todas las denuncias que incluye el disco. Así, por medio de flashbacks vamos conociendo la solitaria infancia de Pink, signada por la guerra y la falta de su padre. Y luego todos los síntomas manifestados en su adultez, deviniendo en extrema alienación, pérdida del placer, de motivación, etc.