El italiano Paolo Sorrentino se hizo popularmente conocido en el 2008 cuando recibió en Cannes el premio especial del jurado por Il Divo. Después nos trajo La Grande Bellezza, Youth y la serie The Young Pope. Por su estilo poético de compartir lo ridículo y la ambigüedad con la que retrata lo decadente-carismático nos entusiasmamos cuando nos enteramos de que estaba trabajando en una película sobre Silvio Berlusconi, el polémico personaje que fue cuatro veces primer ministro de Italia y que generó tanto quilombo con sus fiestas “refinadas y elegantes”.
Ellos comienza por los que no son Silvio (que lo encarna el fiel Toni Servillo). Empieza precisamente por Sergio (Riccardo Scamarcio), un futbolista que, en un elaborado plan, decide alquilar una casa vecina a la mansión en la que Silvio reside con su mujer Verónica (Elena Sofía Ricci) y desde allí llamar la atención del ex-primer ministro con fiestas repletas de drogas, prostitutas y otros nuevos ricos italianos. Algo tratado desde el exceso, casi cayendo en El lobo de Wall Street, pero estupendamente coreografiado, en slow motion y con el soundtrack adecuado, como a Paolo Sorrentino le gusta.
La cuestión es que lo logra. Silvio es poderoso pero es débil, y más aún, en este momento de melancolía en el que no está siendo primer ministro. Su debilidad es encantadora pero su accionar es grotesco, de decepcionante elegancia pero de una fuerte poesía intrínseca en la que Luca Bigazzi (director de fotografía) es omnisciente.
Ellos (Loro 1 y 2) es una caricatura aforista de crítica social que critica la prostitución colectiva y que ilustra con patetismo la deslumbrante intimidad de los nuevos ricos italianos, que fueron fenómeno en la era Berlusconi.