El 22 de noviembre de 1995 Toy Story llegó a las salas de cine para cambiar la historia del cine para siempre.
La divertida aventura del clan de juguetes comandados por Woody (Tom Hanks) y Buzz Lightyear (Tim Allen) no solo cautivó a chicos y grandes por igual, sino que marcó un antes y un después en las producciones de animación.
Aunque hoy podemos mirar para atrás y reconocer la importancia que tuvo aquel miércoles del penúltimo mes de 1995, lo cierto es que la hoy emblemática cinta de Disney y Pixar pudo no haber visto la luz nunca.
Según recordó Kristen Abernathy para ScreenRant, en sus orígenes el largometraje dirigido por John Lasseter distaba mucho de lo que terminó siendo el producto final, ya que al principio la idea del estudio de animación era que el heroico vaquero tuviera una personalidad totalmente distinta.
La citada periodista rememoró que el 19 de noviembre de 1993, Pixar les mostró un guion gráfico de la mitad del film a los ejecutivos de Disney. El proyecto, más tarde bautizado el “Black Friday reel”, horrorizó a los mandamás de la compañía del ratón y la presentación resultó tan lejos de lo esperado que la producción de Toy Story estuvo a nada de ser historia.
En “Black Friday reel”, Woody no era un líder amistoso y simpático que se ve en las películas, sino un bully absoluto y el verdadero villano de la trama. De hecho, en la parte superviviente del carrete, que tiene lugar después de que Andy tiene que elegir qué juguete llevar a Pizza Planet, el vaquero arroja a Buzz por la ventana a propósito y, sin ninguna intención de esconder el hecho, lo admitía con orgullo lo que hizo mientras se relajaba en la cama de Andy.
En ese momento se producía una discusión con los otros personajes horrorizados, la cual terminaba con los juguetes de Andy cansándose del protagonista y sus abusos, y lo arrojándolo por la ventana.
La junta ejecutiva de Disney, que incluía a Roy E. Disney (hijo del co-fundador de la empresa, Roy O. Disney, y sobrino de Walt), odió el proyecto y le exigió que Pixar despidiera a las personas responsables del mismo. Fue ese el momento en el que entró en escena el director John Lasseter, quien negoció con Disney para darles dos semanas para revisar Toy Story.
Durante esos días, Steve Jobs, quien por ese entonces era inversor de Pixar, intervino para financiar la película, mientras que los animadores trabajaron día y noche para arreglar su personaje principal, haciendo que Woody se sintiera más comprensivo y cambiaron la caída de Buzz desde la ventana por un accidente, dando como resultado la historia que hoy conocemos.