¡Hoy empezamos el primer especial de Cine Indie Hoy! Durante cinco semanas estaremos entregándoles nuestra lista de las cinco mejores Road Movies: Cinco películas diversas, elegidas por los redactores de la sección de cine, que recorren un camino, que narran el recorrido de personajes a la deriva, donde el espectador forma parte de ese trayecto como otro personaje más. Historias entrañables que para nosotros conforman el grupo de Road Movies que no hay que dejar de ver. Hoy empezamos con “Un mundo perfecto” (1993), del gran Clint Eastwood. Eastwood venía de llenarse de gloria como director sólo un año antes de empezar a filmar esta road movie, con “Los Imperdonables” (1992), y las expectativas sobre lo que mostraría luego, eran tan altas como su premiada y oscura mirada del western. Pero el actor y director californiano tenía otra idea en mente. Curiosamente, quien en un principio iba a dirigir este film era nada menos que Steven Spielberg, pero la fortuna (nuestra) permitió que fuese el protagonista de “Harry el Sucio”, quien la dirigiera. Por otro lado, el estudio a cargo, le designa a la estrella del momento para protagonizarla: Kevin Costner, el cual, sólo dos años antes, también había ganado un Oscar como mejor director por la sosa “Danza con Lobos“. Ésta es la historia de Butch Haynes (Costner), un fugitivo de la justicia que mientras huye de la cárcel junto a otro convicto, toma como rehén a un niño, hijo de una madre Testigo de Jehová, en una Texas profundamente conservadora en los convulsionados años 60’s. En su búsqueda aparece Red Garnett (Eastwood), el sheriff a cargo, quien inicia la persecución de Haynes, mientras el Gobernador le asigna a su pesar una psicóloga (Laura Dern, hasta ese entonces, musa de David Lynch), como una forma de atenuar su mal carácter y que éste no incida en las decisiones que posteriormente deba tomar.
En su huida, ambos van creando una complicidad que va mas allá del simple cuidado, y se transforma en una verdadera relación padre-hijo, en la cual Haynes asume el papel que en su caso, él nunca tuvo. La falta del padre en los dos, estrecha aún más su relación, hasta el grado en que terminan asesinando a otros para salvar sus propias vidas, marcando con sangre un pacto que los llevará hasta un final poético y sobrecogedor. La verdad es que la parte final de este film es de una calidad humana inquietante, en que su director demuestra un interés compasivo por aquellos personajes que en el fondo, más allá de sus errores, buscan redimirse. Es la evidencia de que los seres humanos no somos ni buenos ni malos, sino seres complejos, la mayor virtud en las películas de Eastwood, algo que en “Un Mundo Perfecto” se manifiesta de manera más que nítida. Finalmente, existe una dicotomía al mostrar por una parte, escenas de gran emotividad, de simpatía por sus protagonistas, y por otro lado, la sensación justiciera de Haynes de terminar mediante una violencia exacerbada todo atisbo de esa mala paternidad que los persigue a ambos. Kevin Costner nos entrega quizás su mejor papel, contenido y sobrio, en gran parte gracias al gran trabajo de Eastwood por no caer en un sentimentalismo barato, algo habitual en la mayoría de los directores, si es que tuviesen un guión como éste en sus manos. Estamos ante una de las mejores road movie jamás rodada, donde el telón de fondo es la injusticia inherente a ese Estados Unidos sureño de los 60’s, atrasado culturalmente y hostil ante lo distinto, y ante una de las mejores películas del director de “Río Místico“, subvalorada y que en su minuta fue un fracaso de taquilla, y ante cual la crítica la recibió fríamente. Es un acto de justicia rescatar cuantas veces se pueda, este pedazo de obra, que grafica como ninguna, a dónde pueden llegar los sinsentidos de la vida, la idiotez del ser humano y la pérdida de inocencia de toda una nación, en el umbral del asesinato de Kennedy, y que a través de sus metáforas nos regala quizás, una de los mejores films de los noventas.