Julie Delpy es una actriz francesa que pudo realizar una carrera fuera de sus fronteras y abordar el difícil mercado americano. Específicamente, arribó de la mano de Richard Linkater y su “Antes del Amanecer”, junto a un joven Ethan Hawke, en la cima de su popularidad. Mérito importante, ya que la película en cuestión gozó de cierto reconocimiento de la crítica europea. Posteriormente, se enfrascó en proyectos comerciales fallidos como “Un hombre lobo americano en París”, una lamentable “secuela” de la original de John Landis de 1978. No obstante, Delpy también ha logrado sacar proyectos como directora, desde principios de esta década, específicamente con la desconocida “Looking for Jimmy” y ya en 2007 se luce con “Dos días en París”, obteniendo cierta mirada del ojo público. Pasaron un par de años hasta que en 2011, Delpy sorprende con “Skylab” (AKA “Verano del 79“), una mirada nostálgica de unas vacaciones en familia en la costa de Bretaña en el año 79. A primera vista, resulta evidente que el guión, escrito por la misma directora, es un revival de sus propias vivencias de niña, plasmada en la protagonista, Albertine. Ella nos cuenta la historia a modo de flashback, en un viaje que hace ya adulta, con su marido y sus dos pequeños, en el mismo trayecto que hizo 22 años atrás. Es un paréntesis breve, que se agradece, el cual sólo sirve de previa acotada para el plato de fondo, que es su viaje junto a sus dos padres (la madre personificada por la misma Julie Delpy), hippies e izquierdistas, muy comprometidos con los cambios que se cernían en el campo político, y que desembocarían solo un par de años después, con la llegada del poder de Francois Miterrand.La visión liberal y desprejuiciada de la vida que asumen estos, ante los demás integrantes adultos, choca permanentemente con el conservadurismo propio de personajes que se caricaturizan como oscos, ebrios y amargados. La imagen de la sobremesa en que todos, un poco pasados de copas, discuten sobre la moralidad de la pena de muerte, es una buena fotografía de aquello que muchos de nosotros miramos alejados de esa mesa, discusiones que a lo lejos no parecían tener la importancia que esos adultos le daban. Hasta que creces. Por otro lado, las diferencias que se crean entre aquellos que no sobrepasan los 10 años y aquellos ya entrados en la pubertad es abismal, pero todos caen en las mismas fiestas, y sufren las mismas desilusiones. La música es un componente fundamental en sus aventuras y pequeñas miserias, con un soundtrack que va desde las baladas Joe Dassin o Gilbert O’Sullivan, hasta el sonido disco de Patrick Hernández o Boney M. El hecho que Delpy cuente una historia casi en tono autobiográfico, le da mayor seguridad al relato, amén de no pretender vender una gran obra. No bastan más de 15 minutos para entender que nos están invitando a ser parte de esos recuerdos, en que seguramente veremos situaciones que muchos vivimos, con otras pintas y otros accesorios, pero que en esencia rescatan un costumbrismo que ya el cine ha dejado un poco de lado, buscando vendernos como una hamburguesa de fast food, un producto con un inicio, desarrollo y final de manera convencional. “Verano del 79“, es una película entrañable, acogedora, que la recordarás no porque te sorprenda, sino por todo lo contrario. Porque simplifica en imágenes, hechos que en la retina se anclan y se entremezclan. En España fue estrenada a mediados del año pasado y en Argentina el 28 de marzo. En su página de Facebook hay más información sobre salas y datos de esta película.
Le Skylab
2011 – Julie Delpy