Luego de su exitoso paso por Chile en el festival “Primavera Fauna”, la banda texana Explosions in the sky aterrizó este lunes en Buenos Aires para dar su primer concierto en el país sobre los escenarios de un repleto Niceto Club.
Con el artista local Guazuncho abriendo el show, la formación con ya más de 15 años de trayectoria se hizo presente en tierras porteñas saludando al público en un perfecto español proveniente del guitarrista Munaf Rayani a eso las 21.45 de la noche, saludo que encendió de inmediato a quienes segundos después se deleitarían con The Only Moment We Were Alone, track del disco The Earth is Not a Cold Dead Place (2003) que dio inicio a la explosión.
Entre potentes fondos sonoros llevados a cabo por una batería movilizadora, dos guitarras eléctricas sonando al palo y un bajista muy rítmico y bailarín, las canciones de Explosions in the sky arremetieron enérgicamente en el corazón del público. La nostalgia brillante que caracteriza a las melodías de la guitarra de Michael James (tercera guitarra en escena) se sumerge en el colchón que sube y baja la intensidad cual montaña rusa, abriendo paso a un clima desbordandotemente vivo que no hace sino conmover y emocionar al oyente llevándolo por caminos de recuerdos y hermosas ensoñaciones futuras.
El lunes a la noche los fans de la banda que forma parte de la BSO de la película Me and Earl and the Dying Girl (2014) pudieron sentirse abrazados por una hora de luminosa muestra de música sin ningún afán más que el de entregarse a la catarsis que provocan estas mini sinfonías. Con canciones basadas en los juegos de intensidad y densidad, el conjunto estadounidense se embarcó en un viaje lleno de picos de emoción y de calma que invitó al público a sentirse parte agitando furiosamente sus cabezas o simplemente escuchando y mirando así, con los ojos bien abiertos.
Paseando por temas de toda su discografía (la lista siguió con “Catastrophe and the cure”, “Yasmin the light”, “Greet Dead”, “The Birth and Death of the Day”, “Your hand in mine” y “The Moon is down”), ninguno de los integrantes de Explosions in the sky dijo una sola palabra entre canción y canción, dejando sólo pequeños espacios para la exalación propia de cuando se concluye el tránsito por alguna experiencia intensa. No vamos a mentir: nos damos cuenta que al escuchar un par de temas ya puede inferirse la estructura y la conducta del siguiente, pero aún siendo conscientes de esto podemos también entender que la banda no deja de ser interesante en su propuesta de música y amistad, ¿o acaso no todos tenemos a alguien que, a pesar de conocerlo mucho, igualmente nos hace flashear y explotar de alegría y emoción? Es que al parecer hay algo en la simpleza y la repetición que indudablemente nos encanta, que no importa si la salida es siempre ir la mismo parque, caminar por la misma calle o hablar de lo que hicimos o haremos mientras tomamos esa misma birra: esa es la aventura. Punto.
Explosions in the sky llegó a la Argentina a compartir un día con nosotros y ya se fueron, pero seguro algo quedó entre los actuales adultos que se acercaron cuales adolescentes de la primera década de los dosmil a ver a la banda que los tomó de la mano cuando más lo necesitaban.