Viernes 3 de junio
Llegaba uno de los días más esperados del festival. Era el día de Radiohead. Temíamos las aglomeraciones que los de Oxford podrían ocasionar y esperábamos nerviosos el momento de verlos.
Bajo un sol de justicia, nos arremolinamos junto a otros valientes alrededor del pequeño Firestone Stage para darnos un baño del synth-pop fresco de los jóvenes Shura. Capitaneados por Aleksandra Denton, cuya voz deslumbra, estos chicos se posicionan como una de las nuevas apuestas británicas. Ya pasaron por el Primavera Club con un notable recibimiento.
A continuación decidimos dar una vuelta por el Beach Club y el Bowers & Wilkins Sound System mientras pinchaba Dj Supermarkt. Llegaba el momento de presenciar la performance de Cabaret Voltaire en el Auditori Rockdelux. Actualmente sólo permanece uno de sus miembros fundadores de la banda, Richard H. Kirk. Ante la mesa de mezclas, defendió un compendio de loops de música industrial, electrónica y experimental, acompañados por proyecciones en tres pantallas por las que pasaron Batman, Margaret Thatcher, catástrofes e imágenes de décadas pasadas. Un estimulante e hipnotizador show para un público que se aceleró y terminó bailando en pie los ritmos de la mítica banda de Sheffield.
En el Ray-Ban Unplugged disfrutamos de los decibelios de Aliment, banda gerundense que ya no necesita presentación. Pol Huedo, Eduard Bujalance e Igansi Reixach, están en plena forma y eso nos gusta.
Poco a poco se acercaba la hora de irse colocando en una posición adecuada para ver al genio Thom Yorke en acción. Hay que destacar un detalle importante y no esperado. Sorprendentemente el público se mantuvo casi en silencio, sin el murmullo típico de los festivales. Toda la audiencia decidió rendirse a una banda que ya es casi legendaria. Con ese ambiente mágico, poco a poco se fue desvelando el setlist que incluyó bastantes temas de su nuevo álbum, A Moon Shaped Pool, como “Burn The Witch” o “Daydreaming“, las maravillas con las que comenzó el concierto. La banda se ganó un aplauso unánime con los primeros acordes de la mítica “No Surprises“, a partir de la cual sólo se sucedieron temazos que nos pusieron los pelos de punta. Hasta llegar a “Karma Police” y la euforia. Parco en palabras, el enigmático Yorke dejó en silencio a un puñado de miles de personas y su voz se elevó por encima de las masas. Los hermanos Greenwood, Ed O’Brien y Philip Selway no se quedaron atrás. Ofrecieron, claro está, una ejecución impoluta para sus fieles seguidores. Los reyes del rock alternativo y experimental de los noventa, nunca abandonaron su trono. Si “Paranoid Android” es otra de las joyas del imprescindible Ok Computer, qué decir de “2 + 2 = 5” (Hail to the Thief) años más tarde, o “Nude” (In Rainbows). Cualquier tema es bueno, como lo es cualquiera de sus trabajos. No olvidemos que estamos ante una de las bandas sin las que no se entendería la música de hoy. Sí, tocaron “Creep“. ¿A alguien se le ocurre un final mejor?
Para aliviarnos un poco de las masas nos desplazamos a escenarios más pequeños. En Pitchfork actuaba Holly Herndon, una sorpresa electrónica ciertamente bizarra procedente de San Francisco. Las proyecciones en 3D tardaron en funcionar por pequeños problemas técnicos, pero cuando lo hicieron nos desvelaron un homenaje a nada más y nada menos que Ada Colau, alcaldesa de Barcelona. Su foto aparecía en unos muros tridimensionales ante los que flotaban objetos de diversa índole. Estancias que se abrían y dejaban ver ordenadores, escritorios y todo tipo de objetos flotando al ritmo de sonidos electrónicos. Un show más propio del Sónar que del Primavera Sound, aunque lo cierto es que últimamente ambos festivales, tan distintos en esencia, se acercan gracias a los estilos que pasan por sus escenarios.
Moríamos por volver a ver a Beach House, pero a las 2 de la madrugada el cuerpo pedía una buena dosis de Kiasmos. Y la elección fue acertada. El dúo islandés formado por Ólafur Arnalds y Janus Rasmussen ya estuvo el año pasado en el Sónar (hecho que corrobora que los dos festivales ya no sólo se aproximan en el tiempo). También actuaron el pasado noviembre en la Sala Bikini. Volvían ahora al Primavera Sound para dejar claro por qué todo el mundo habla de ellos. El escenario Primavera se llenó de gente. Un cúmulo de cabezas se extendía bajo el escenario y hacia los extremos, como una masa sin forma que se movía al unísono. Y no era para menos.
El grandioso viernes terminó para nosotros con las avalanchas que, valga la redundancia, provocaron los australianos The Avalanches en el escenario Ray-Ban. Eso sí, avalanchas de buen rollo. Los autores de Since I Left You ofrecieron un show divertido que alternó directo (recordemos que tenían un flamante nuevo single, “Frankie Sinatra“), con sesiones a golpe de vinilo.
*Lo mejor del viernes: No podía ser de otra manera. Thom Yorke se lleva nuestro premio al mejor momento del día. En concreto, cuando sonó “No Surprises“, que marcó el inicio del subidón del concierto.
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Fotografía principal: Matías Altbach