¡Ya podemos decir que sobrevivimos al Sónar un año más! La sede central del festival, en Barcelona, cierra su vigésimotercera edición con cifras estratosféricas. Según datos de la organización, el festival ha recibido un total de 115.000 visitantes procedentes de 101 países. 46.500 en el Sónar de día, y 69.000 en el de noche. Por su parte, el Sónar + D, que celebraba su cuarta edición, ha congregado a 4.700 profesionales acreditados procedentes de 60 países.
Desde Indie Hoy hemos querido hacer una cobertura lo más amplia posible de este megaevento que este año se ha visto sorprendido por tormentas veraniegas. Pese a las inclemencias del tiempo, hemos podido disfrutar de muchas propuestas.
Sónar de Día
Jueves
El recinto de Montjuïc abría sus puertas a las 13h. Nosotros comenzamos un poco más tarde, a las 17:30h con King Midas Sound & Fennesz. El proyecto conjunto de Kevin Martin junto a los vocalistas Roger Robinson y Kiki Hitomi, y el músico Christian Fennesz, nos iluminó en la oscuridad del intrigante Sónar Hall. The Bug, otro de los proyectos de Kevin Martin, había actuado en este mismo escenario el año pasado. Ahora volvía con una colaboración que se materializó a finales de 2015 con el disco Section 1. Sus narcóticos sonidos fueron el aperitivo ideal para empezar el día.
El Sónar Complex acogió al virtuoso James Rhodes. Fue todo un lujo poder disfrutar de su maravilloso piano clásico. Como él mismo explicaba, no podía creer que el Sónar hubiera contado con su presencia. Eso sí, puntualizó que entendía que fuera el de día y no el de noche. Su humor británico y sus ganas de hablar introdujeron los cinco temas que nos regaló. Chopin tuvo el mayor progagonismo, con piezas como la maravillosa “Scherzo No. 2“, que según Rhodes, sacaba el lado más oscuro del músico polaco. Nos habló de la relación del mismo con George Sand o de su costumbre de tomar opio en terrones de azúcar… La verdad es que el británico amenizó muy bien su actuación, con comentarios muy interesantes. Su autobiografía, Instrumental, en la que cuenta cómo la música le salvó la vida, tras un pasado de abusos y demás desgracias, nos recuerda el efecto terapéutico que este arte puede tener. En su paso por el Sónar no sólo Chopin fue fruto de sus elogios. También Beethoven o Bach, del que tocó “Chaconne“, una composición ideada para violín que Bach dedicó a su mujer tras la muerte de esta. En las manos de Rhodes sonó a música celestial. Terminó con una maravillosa improvisación. Su concierto fue una genial apuesta por parte del Sónar.
En el Sónar Village, The Black Madonna puso a todo el mundo a bailar al ritmo de su contundente sesión. La Dj de Chicago dejó el listón bien alto. Ella es el ejemplo perfecto de sus propias reivindicaciones, en las que es una abanderada del feminismo en la música. Según sus palabras “la dance music necesita riot girls. La dance music necesita a Patti Smith. Necesita a DJ Sprinkles. Necesita sal en sus heridas y mujeres por encima de 40 años”. Y cómo no, nosotros la necesitábamos a ella.
Terminamos de nuevo en el Sónar Complex, el maravilloso auditorio que nos había conquistado un rato antes con James Rhodes. Esta vez ocupado con un registro completamente distinto, a cargo de 65daysofstatic. Los de Sheffield venían a presentarnos la banda sonora que han compuesto para el videojuego No Man’s Sky. Ya habían sido protagonista en el Sónar + D de la mano de una conferencia a cargo de Paul Weir, el director de audio de este videojuego de Hello Games para Playstation 4. La actuación fue toda una explosión de color, luz y sonido que nos trasladó a otros mundos. Joe Shrewsbury, Paul Wolinski, Rob Jones y Simon Wright estuvieron a la altura de las galaxias que proyectaban los visuales del esperado juego. Un broche de oro para la primera jornada.
*** Lo mejor del jueves de día: nos quedamos con dos de las citas del Sónar Complex, que este año ha llamado mucho nuestra atención. Tanto la gracia de James Rhodes para acercarnos la música clásica, como la potencia de música y visuales de 65daysofstatic.
Viernes
El segundo día comenzó para nosotros en el Sónar Village. El Guincho presentó en ese escenario su reciente trabajo, Hiperasia, seguido del folklore de Las Hermanas. Sin duda lo mejor de las primeras horas en el escenario principal fue la actuación de Ata Kak. El ghanés tocaba por primera vez en Europa los temas de su Obaa Sima, aparecido allá por 1994 y que tras ser reeditado en 2015 por Awesome Tapes, llamó la atención de crítica y público. Temas divertidos que combinan el funk y el rap. Muy animados para afrontar la tarde.
Unos de los más esperados eran los londinenses Roots Manuva, que actuaron a las 19:00h en el Sónar Hall. Abanderados del sonido grime, hicieron bailar a los allí presentes con su hip hop. Detrás de el nombre artístico se encuentra Rodney Hylton Smith, quien lleva en activo desde los años noventa. Su sello Big Dada estuvo muy ligado a Ninja Tune. Ha colaborado junto a artistas como Gorillaz, Jamie Cullum o Fun Lovin’ Criminals, entre otros. El viernes demostró estar en muy buena forma.
A John Grant tuvimos el placer de verlo en directo en la Sala Bikini, dentro del Primavera Club de 2010. Por aquel entonces emprendía su carrera en solitario con el trabajo Queen of Denmark, elegido mejor disco del año por la revista norteamericana Mojo. Antes había formado parte de la banda de rock alternativo The Czars. En estos seis años no ha parado. Su tormentosa vida se ha visto reflejada en su música. El pasado año vio la luz su último trabajo, Grey Tickles, Black Pressure, que nos parece una auténtica joya. Sigue sirviéndose del piano, al que añade tintes de synth-pop. El tema que da nombre al álbum, los perfectos “Snag Slacks“, “Guess How I Know” o “Down Here“, fueron algunos de los más celebrados. El barbudo de Denver dio buena cuenta de la mayoría de sus nuevas canciones ante un público totalmente entregado, no era para menos.
Y llegados a este punto pusimos rumbo al recinto de Fira Gran Vía para zambullirnos en el Sónar de Noche.
***Lo mejor del viernes de día: John Grant y su Grey Tickles, Black Pressure, por supuesto.
Sábado
El último día en el recinto de Montjuïc se vio sorprendido por el super aguacero, momento que aprovechamos para dar una vuelta por el Sónar + D, del que luego hablaremos.
La vanguardia de Oneohtrix Point Never nos sorprendió gratamente. Garden Of Delete es el nombre de su nuevo LP, el séptimo ya, que el de Boston corroboró la buena acogida del mismo. Electrónica experimental pura y dura que, combinada con la iluminación del Sónar Hall fue toda una catarsis.
El Sónar Complex acogía la actuación de Carsten Nicolai, aka Alva Noto, un viejo conocido del festival. Volvía al Sónar para celebrar los 20 años del sello alemán de música electrónica / experimental / minimalista Raster-Noton. Él mismo lo fundo junto a Olaf Bender y Frank Brettschneider en 1996. Su sonido inquietante puso a más de uno de pie.
Otra de las maravillas que nos dejó el sábado fue Howling, los encargados de cerrar el Sónar Hall. El dúo formado por Ry Cuming y Frank Wiedermann, estrenaban en Sónar un dispositivo lumínico diseñado por el dúo holandés Children Of The Light. Apasionante directo con temazos como “Stole The Night“. Su sonido nos preparó para partir contentos hacia la que sería la última noche.
***Lo mejor del sábado de día: nos quedamos con Howling y la voz de Ry Cuming. Y es que Howling lo mismo valen para provocar melancolía como para poner a bailar hasta al más tímido.
SÓNAR + D
No podemos terminar la crónica del Sónar de día sin dedicar unas palabras al Sónar +D. Si el Sónar clásico bajó al metro con Awwz, el Sónar + D desplazaba sus tentáculos hasta el interior de la tierra con Earthworks, una obra que representa el proceso de formación de la tierra.
El Pavellón Alemán de Mies Van Der Rohe, que celebra su 30 aniversario, acogió el Microtonal Wall de Tristan Perich, del día 15 al 18 de junio. Acudimos a a inauguración para escuchar, en boca de su autor, qué pretendía con la instalación. El artista de Nueva York nos precisó que los 1.500 altavoces dispuestos en el panel, emitían sonidos diferentes. Si te situabas de frente al mismo no distinguías más que un ruido conjunto e impreciso, pero a medida que te acercabas podías distinguir que cada altavoz tenía una intensidad distinta. El muro de altavoces se integraba a la perfección en el famoso pavellón, joya de la arquitectura moderna, que el Sónar ya ha utilizado en otras ocasiones para integrar instalaciones.
En el Market Lab nos llamaron la atención algunos proyectos, como The Timekeeper by Domestic Data Streamers & Spotify, donde ponían a prueba los algoritmos predictivos de la plataforma de streaming en la instalación. También nos encantaron los sintetizadores de la Queen Mary University of London, y otros muchos proyectos.
Nada menos que Brian Eno fue el protagonista de la conferencia inaugural, Why We Play. Todo un ponente a la altura del congreso en el que participaba.
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Fotografía principal: Martin Messier, por Ariel Martini