El viernes por la noche se realizó una nueva edición del Festival Buena Vibra en el Konex. Las bandas anunciadas se habían encargado cada cual a su manera de difundir el evento: Tobogán Andaluz hizo un relanzamiento de su primer disco que lleva el mismo nombre que la banda durante la tarde, para que donde estés en ese preciso momento lo vuelvas a escuchar y así a la noche poder ir a cantarlo. A mí me agarró en el colectivo volviendo a mi casa para cambiarme e irme al Konex, me puse los auriculares y cerré los ojos.
Usted Señalémelo había sacado su nuevo trabajo en los días previos al festival y era como una especie de presentación, ya materializada, de lo que se había adelantado en el Lolla y Niceto. La noche empezó con ellos y los mendocinos mantuvieron la misma energía desde el primer tema hasta el último, haciendo una mezcla de lo que fue su primer disco con el segundo, que justamente se llama II. Sonidos diferentes, crecimos, dicen ellos, “éramos pendejos con el primer disco”. Y ahora en el nuevo se nota un cambio muy notable, pero más notable es su prolijidad en todo su trabajo en el primero, en el segundo y en lo que vendrá. Una semana y más de cuarenta mil reproducciones en YouTube, la gente cantaba los temas, bailaba y aplaudía a esta banda joven que logra consolidarse en Buenos Aires, con todo lo que eso antes costaba para una banda de otra provincia. Pero hoy en Mendoza hay una revolución musical y se vienen con todo. Ahora los sintetizadores y las guitarras de Cocó son mas poderosas y rompen con un sonido nuevo, más moderno, más intenso, que conjuga una armonía distorsionada con una especie de trance. Lo veía en el escenario, lo veía en la gente que bailaba. Yo estaba cansado pero también bailaba, no podía evitarlo y eso me encantaba. Tanto sonido nuevo hizo anhelar también el viejo, si puede llamarse viejo esto, y empezaron a tocar las canciones de su primer disco, como también se dieron la oportunidad de hacer el cover de “Tu nombre y el mío”. Juan nada tiene para envidiarle a Lisandro Aristimuño. Un cover mucho más fuerte que el tema original. Juan se revolcaba en el piso y Lucca rompía la batería mientras todas las luces del fondo iban a su ritmo. En el público se veía la cabeza rubia de Simón Poxyran disfrutando la locura que estaba haciendo la banda de su hermano, de sus hermanos, disfrutando y armando pogo, bailando, como yo y como todos. Una nueva apuesta, un golpe tremendo, un big bang para pasarlo a su idioma, donde ahora la poesía adquiere otro lenguaje, una plastilina atravesada y partida en dos por un laser.
Juan con una voz distorsionada preguntaba quién se iba a prender un porro pero todos sabíamos que todos lo guardaban para después, cuando dé inicio la segunda banda, Yataians. Cambiando el clima radicalmente, pero siendo una fiesta, ahora el reggae cambió el paso de baile de todos mientras la gente se abrió paso para disfrutar más del espacio, extender las manos y levantar las rodillas, y sentir esa sensación de libertad que nos regala la banda. Varios músicos en el escenario demostraron cómo la movida está abierta para disfrutar de diferentes ritmos. El cantar en inglés no cambiaba nada, seguían dando un mensaje claro, protesta pero alegría, una cierta paz pero inquieta. Disfrutar de la música te permitía disfrutar de las otras cosas, disfrutar el ver a todos disfrutando.
La tercer banda fue Jvlian y ahí el Konex se convirtió en un estacionamiento repleto (como tu corazón). La gente se amontonó más y entre el vacío de los cuerpos se metían las bases de rap. Hablaron de su nuevo disco, que pronto van a grabar pero que iban a tocar sus canciones anteriores, como una especie de despedida quizás o un supuesto pedido. Los dos vienen del cine independiente, películas de Piñeiro y Moguillansky pero ellos se suben a un escenario y cuentan sus historias. La historia de Timmy, la historia de un chico que le gustaba hacerse amigos para pasar el rato, pero en el escenario nadie los dirigía y eso les permitía hacer bailes locos mientras a sus espaldas corría en la pantalla un personaje del GTA. Rimas y efectos es una combinación muy funcional para contar una historia, pero Jvlian lo sabe y el prólogo siempre es bonito. Pero a ellos, como a todo cineasta, le encanta el desarrollo de la cosa para asombrar con los finales y ahí las rimas se van a la mierda. Ya no interesan porque ahora es una especie de verborragia, donde todo sale, todo encuadra con ligereza y sigue para dejarle lugar a otras palabras y así sucesivamente. Se mezcla el rap con lo melódico, pero no se puede dejar afuera la literatura. Un ritmo que fluye y cambia todo el tiempo porque en las historias que te cuentan sus canciones los protagonistas se permiten tener pequeños momentos de felicidad por mas que la vida duela. Un trabajo de acumulación, muchas cosas sonando, mucho trabajo visual, mucho movimiento corporal, movimiento del lenguaje que se transforma todo el tiempo, por eso Jvlian logra que el cine de Piñeiro se mezcle con el GTA. Es una banda muy divertida y eso no le quita la poesía.
Cuando se apagaron las visuales de Jvlian, la pantalla se puso completamente de un solo color, sin parpadeos, ni nombres, una cartulina digital. Tobogán Andaluz nos enseña que la melancolía es roja, roja como la sangre alrededor, roja como el fuego de un incendio provocado intencionalmente. Y en la nada, la mayoría de efectos se van y queda algo más simple pero no menos poderoso. Con la simpleza de un grito desorientado. Con la simpleza de un color como una emoción. Con la simpleza de una limpieza de efectos y así poder ensuciar con distorsión, porque si la melancolía es roja y es fría es porque se espera la primavera. Tobogán hizo un recorrido de su discografía, con temas de su Viaje de Luz y el relanzamiento de su primer disco que ahora tenía horas de vida nuevamente, ese que me cruzó en el subte. Hay una constancia y confianza en su sonido original y eso hace de la banda algo muy firme, como ya parados en su estilo para poder seguir gritando. Decir las cosas de ayer con las mismas palabras que hoy. Facu parece enojado y triste pero no deja de decir cosas hermosas, tiene una voz muy particular al igual que su actitud, mira de reojo y cantándote ya está mejor. En Tobogán Andaluz hay varios dibujos, como en un cuaderno, donde se pueden ver viajes soñados hechos canciones y el sonido grave de un bajo que se hace siempre presente dibujando, mejor salpicando de un poco de oscuridad las flores que crecen en la avenida. Sonaron canciones como “El detalle” o “Coney Island”, entre otras, y la noche de a poco se fue apagando a medida que se iban apagando los acordes que se apagaron mucho después que todos los otros colores y nos fuimos pensando que esa noche todos bailamos.