Los mundos que construye Federico Calandria con sus dibujos, además de estar llenos de color y fantasía, tienen como base al ser humano. Sus historias son un constante viaje del adentro y el afuera. Ya en su primer libro de historietas, Mundo humanoide (2018), había plasmado las múltiples facetas de la humanidad, su cotidianidad y la forma en la que nos relacionamos con todo lo que nos rodea.
Esta vez, el artista visual e ilustrador explora el interior del ser humano, sus sentimientos e intenciones y su necesidad de trascendencia hacia el mundo espiritual. Con base en un evento catastrófico, ocurrido hace 32 años en la provincia de Mendoza y del que surgieron testimonios que comprometen situaciones sobrenaturales, construye la historia de Helena. Su vida, después de pasar las vacaciones junto a su madre y su pareja, se transformará para siempre. Para Indie Hoy conversamos con el artista mendocino sobre su primera novela gráfica: El salto de Helena (2022), editada por Hotel de las Ideas.
¿Cómo fue el proceso creativo de El salto de Helena? ¿Cómo surgió la idea?
Fue bastante rápido, surgió en septiembre de 2020. En épocas de encierro y cuarentena, me enteré de un concurso de novelas gráficas de ciencia ficción y me dieron ganas de presentarme como excusa para hacer una novela gráfica, que hace tiempo tenía ganas de hacer. Tenía un guion para una saga de 12 capítulos, pero nunca encontraba el tiempo y la energía para arrancarla. Como para el concurso tenía solo un mes de plazo para concretarla, decidí hacer algo nuevo más simple. Tenía una idea sobre la cual construir la historia: los humanos temen y persiguen a los monstruos, pero muchas veces los monstruos son ellos. A partir de ese concepto fui construyendo la historia. Empecé a escribir el guion y el resto lo resolví visualmente y se fue construyendo de manera más intuitiva a medida que la iba desarrollando. Al final no llegué con los tiempos para el concurso, pero ya me quedó la mayor parte del trabajo hecho, así que lo seguí puliendo un poco más y decidí editarlo.
¿Qué técnica y materiales usaste?
Primero lo dibujé a lápiz sobre papel, después lo pasé en limpio en tinta, lo digitalicé, posteriormente color y ajustes en Photoshop, textos y armado general en Illustrator.
¿Cuáles son las principales referencias de la historia de El salto de Helena?
Hay un guiño a Alicia en el país de las maravillas: aparece el hongo -en este caso es un hongo comestible como los que buscaba yo cuando era niño en las salidas familiares al bosque-, y funciona como un símbolo que indica que se va a abrir un portal a una nueva realidad. Quise construir una historia original, pero está un poco estructurada en las películas de ciencia ficción de los años ochenta. Una referencia en ese sentido fue E.T., de Spielberg, pero en versión más oscura y tercermundista. Otra referencia importante que sirve de contexto histórico a la historia es un mito que siempre me llamó la atención, que circula hasta el día de hoy en Mendoza, el cual dice que en el terremoto ocurrido en la provincia en el año 1985 pasaron algunos sucesos extraños. En el momento del temblor, según muchos testigos, la montaña se iluminó (recuerdo el relato de parientes de haber visto el resplandor). Al parecer se sintió un gran estruendo en zona de precordillera. Al rato las fuerzas armadas y la gendarmería cercaron el lugar. También fue sospechosa la inmediata ayuda del ejército estadounidense. Se barajaban las teorías de que una nave extraterrestre o un misil habían caído en el área.
¿Hay una elección particular por la locación para la historia?
El Salto es un pueblito de montaña en la localidad de Potrerillos, provincia de Mendoza. Es una zona de cabañas para fin de semana y hay un paseo de trekking bastante conocido entre los que hacen andinismo, que lleva hacia la Cascada de El Salto, la cual aparece en la historia. El título El Salto de Helena es un juego de palabras; la locación sirve de trampolín para el salto cuántico que hace la protagonista, un salto al vacío que hace Helena para liberarse de la opresión y el sufrimiento en que se encontraba su vida, un salto al vacío que la hace crecer, liberarse y sanar.
¿Cuál es el rol de la Difunta Correa en la historia de Helena?
Soy devoto de la Difunta Correa, siempre valoré la cultura popular argentina. En mi obra he trabajado en muchas oportunidades con santos populares, como el Gauchito Gil, La Difunta, San La muerte, San Expedito. La Difunta en la historia cumple un rol místico, oficia como una especie de pitonisa que aporta la magia del universo a la historia, la sanación a través de la intención sincera de Helena. Deolinda Correa es madre y santa, ofrece ayuda y contención en los momentos de abandono. La plegaria de Helena mágicamente conecta el mundo alienígena con la mística mágico-espiritual terrestre de la Difunta, esta salva al alien para que después este ayude a Helena, así ella pueda completar su transmutación espiritual.
¿El salto de Helena es una historia de la amistad, el amor y el cuidado mutuo? ¿Cómo lo definirías?
La novela habla de la sanación, la evolución personal y la liberación del sometimiento de la sociedad a través del amor, la amistad, la colaboración, y el fuerte deseo de trascendernos a pesar de lo doloroso del camino de aprendizaje. Helena en muchos aspectos está basado en mi infancia, en el mundo de la imaginación que me salvó y me sirvió de refugio al adoctrinamiento social y religioso al que estaba expuesto. El arte y la imaginación pueden oficiar de herramientas poderosas para trascender los límites de la realidad impuesta. La historia está construida a partir de símbolos personales, todo tiene una simbología que va dando un sentido trascendente a la aventura.
¿Qué ventajas en términos de desarrollo creativo y personal te brinda la historieta y que no tenés en tu trabajo como diseñador e ilustrador?
La historieta me permite contar historias, desarrollar ideas visuales en el tiempo. Se pueden tejer ideas más complejas que se desarrollan a través del espacio-tiempo imaginario, crear mundos donde ocurren cosas, jugar a crear seres y universos que se interrelacionan.
¿Cuáles son tus mayores referentes a la hora de pensar una historieta como dibujante y como guionista?
A mí siempre me gustó la historieta más de autor, con un estilo más artístico y personal. Maus de Art Spiegelman fue una gran inspiración para hacer una novela gráfica, me encantó su estilo de dibujo simple y expresivo, la forma de contar una historia densa y profunda de manera agradable y llevadera. También me gustó mucho Watchmen de Alan Moore, su manera profunda de narrar, en varios niveles, la impecable resolución visual de Gibbons. El eternauta de Osterheld-Solano López y su postapocalismo argentino. Siendo de Mendoza tengo grandes referentes locales como el gigante Quino y su genial acidez y humor gráfico, Juan Giménez que realizó junto a Jodorowsky la Casta de los Metabarones, la versión de La metamorfosis de Kafka de Scafati. Otros dibujantes que me marcaron e influenciaron: el Nippur de Lagash de Lucho Olivera, el dibujo underground de Robert Crumb, la fineza y genialidad de Moebius, la maestría en blanco y negro de Breccia, el talentoso Nine y miles más. Más allá del mundo de la historieta me influenció mucho el cine y la animación, un gran referente en este nivel es Hayao Miyazaki, entre muchos más.