La broma escatológica y la risa temeraria no le escapan al costumbrismo porteño. Por lo menos en las historietas de El Waibe donde -a partir de un sesgo iconoclasta que podría haber robustecido las páginas de la revista Zap Comix- un desangelado muchacho que exhuma pecados a través de su cabeza de culo o algún monstruo con forma de sifón; pueden convertirse en la reedición de los emblemas populares de nuestras pampas irredentas. En la vertiginosa novela gráfica Defecaciones Humanas, el nudo excremental del relato va apilando de un solo golpe; un adicto al PlayStation que echa mierda de su propia cabeza y se convierte en gurú, una Buenos Aires colmada por un grupo de cacaevangélicos, una runfla de barrabravas de River recuperados. Y la lista podría continuar. En su reciente producción en pleno blanco y negro, el flamante álbum de historietas autoconclusivas Súper Malo, las cosas funcionan al calor de un delirio similar. Un dibujo roñosamente expresivo, rabioso -que traza una genealogía donde se podría rastrear la impronta de Esteban Podetti y su Moriremos como ratas– articula breves estampas cotidianas donde un ser malvado (remedo de mancha negra con patas y brazos) enrarece todo… arrasa con todo. Ese mismo desparpajo se plasma en distintos formatos. Como en el fanzine Lean un libro, donde podemos encontrar recomendaciones de novelas de Gombrowicz o Sergio Bizzio con argumentos que oscilan entre la socarronería y un sentido homenaje a los autores reseñados. Así de irreverente y variopinto, en esa argamasa que tensa estilos y temáticas de manera desprejuiciada, se cifra el universo trashpoético de El Waibe.
Pero… ¿quién es El Waibe? ¿Un comiquero que viene a imprimirle una pátina underground al status de relativa respetabilidad alcanzado en el mundillo de la historieta en los últimos años? ¿Un dibujante y guionista oculto tras las máscaras de la Meta autoría? ¿Un artista forjando un alter ego para huir del pago del monotributo? Para descubrir al personaje oculto detrás de las viñetas, IndieHoy se reunió con Leandro Weisberg, uno de los artistas con más arrojo y vitalidad que aparecen en la escena del comic local.
-¿Qué te impulsó a inventar un personaje/seudónimo para firmar las historietas?
-Cuando decidí que quería publicar historietas me puse a pensar que a mucha gente le resulta difícil pronunciar mi apellido, así que necesitaba simplificarlo de modo tal que hasta un chico de tres años pudiera pronunciarlo. Por otro lado, me gusta la idea de crear un alter-ego, ya que me permite decir cualquier cosa partiendo de que las dice otra persona. Así como David Bowie era Ziggy Stardust o el Duque Blanco, El Waibe es un personaje del Waibe.
-Inicialmente tu idea era publicar Defecaciones Humanas en sellos infantiles. ¿Cómo fue transformándose esta historia pensada para niños y adultos, hasta llegar a esa impronta más delirada y “corrosiva”?
Defecaciones Humanas fue la primera historieta de larga duración que encaré y la fui dibujando en un cuaderno de hojas cuadriculadas. Como no tenía un guión me puse la limitación de hacerla en 48 páginas y que fuera “apta para todo público” como Asterix. Yo consideraba que era una historieta para todo público. Lamentablemente los editores no lo miraban de la misma forma.
En Defecaciones Humanas, hay cierta tendencia elusiva a la hora de figurar a su protagonista, el Hombre Culo, que incluso puede presentar pequeñas alteraciones en alguno de sus rasgos, de viñeta en viñeta. Esa predilección por el salto de registros es algo que al Waibe parece interesarle particularmente: “a la hora de encarar un proyecto largo me costaba mucho mantener el mismo estilo, en el proceso el dibujo me iba saliendo más suelto. Cuando leí autores como Joann Sfar o Taiyo Matsumoto, me di cuenta que esos cambios pueden ser aprovechados como recursos narrativos. Mientras el personaje tenga una característica reconocible (como un culo en la cabeza) puedo dibujarlo con sus ojos flotando o con sus piernas dadas vuelta y la historieta se sigue entendiendo”.
-Solés enumerar ciertos autores europeos como también algunos del under norteamericano que fueron determinantes para vos. ¿Qué rasgos estilísticos presentes en Defecaciones Humanas y Súper Malo, crees que te reenvían a esas influencias?
Para hacer Defecaciones Humanas tuve al álbum europeo como referencia. Es ahí donde saqué más cosas de Christophe Blain, Manu Larcenet y Uderzo en lo visual. En la parte de la historia tomé mucho de Hate de Peter Bagge e historietas de Robert Crumb, donde el protagonista es un perdedor que no puede tomar control de su vida. En Súper Malo la cosa es más rara. Al ser historietas de una página, aproveché para experimentar mucho con las formas de narrar y dibujar. Tal vez haya alguna página donde se note más la influencia de uno de estos autores, pero creo que es la historieta más autorreferencial que hice.
-¿Cuán importante es la literatura para el proceso creativo de tus historietas? ¿Qué autores acompañan ese proceso?
Lo que más me gusta observar en la literatura es la manera en que estructuran las historias más que la prosa en sí. Autores como Kurt Vonnegut o César Aira son los que más me aportan en ese sentido, ya que juegan mucho con eso. También me gusta la novela satírica y de peripecias como La conjura de los necios o de escritores ingleses como P.G. Wodehouse o Evelyn Waugh.
-¿Por qué pasaste de la edición en color de Defecaciones Humanas, al blanco y negro de Súper Malo?
Al blanco y negro lo veo más nostálgico y visceral. Súper Malo es una historieta que revive uno de mis primeros personajes que hice cuando era chico, pero contada de nuevo a distancia y no poniéndose en el mismo lugar que antes. Hacerla en color hubiese sido más para imitar esas historietas que hacía de chico, pero no valía la pena. Aparte, en general me autopublico y el blanco y negro es más barato.
-En poco tiempo produjiste fanzines, novelas gráficas y álbumes como Súper Malo…
-Me gusta ir alternando de formatos para no aburrirme y poder trabajar en simultáneo con varios proyectos. Tengo proyectos que dibujo sólo en colectivos o cuando no estoy en mi casa como Súper Malo, y otros que son digitales y únicamente los puedo realizar en mi estudio.