El universo de Alejandro Cares ebulle canciones épicas. El disco debut del joven enrulado de Merlo (bien al oeste de Buenos Aires), tarda solo 30 segundos en estallar. “Caminando hacia la nada, al abismo del pensar/ En esos ojos estoy yo” son las primeras palabras, y un brote de ciencia ficción revive a Pescado Rabioso. “Caminando hacia la nada” es el tema de apertura de Alejandro Cares y El Mundo Imaginario, y su autor decide enfrentar a la muerte en un viaje místico para renacer lleno de libertad.
“Desapareció” es el segundo corte y ya se volvió un himno que se canta casi entero en sus recitales. Debido a lo extenso de sus textos, los improvisados coreutas lo acompañan hasta perderse y terminar encontrándose en una frase fundacional: “Hay tantas cosas que tus ojos no ven”. Es quizás la más dulce de sus facetas y la prosa es ay! tan certera para quienquiera se haya perdido ante la magnificencia de una flor, “las magnolias y sus llaves de la tentación”.
El disco continúa entre relatos salidos de libros como Las mil y una noches o Así habló Zaratustra, una espiritualidad de viajero que busca en la naturaleza el despertar de conciencia. Pareciera que el cantor siguió al conejo detrás del espejo con su guitarra a cuestas. Fantasías de maestros que abandonan a sus alumnos como lección final y hechizos que despiertan la sed se enraízan en la disonancia de su voz.
Obras como la ópera prima de este multinstrumentista nos obligan a abordar toda expresión artística desde la casuística, dado que toda geopolítica musical del conurbano aquí se va a pique. No hay puntos de contacto entre la música habitual del Oeste de la Provincia de Buenos Aires y lo que este álbum inaugura. La originalidad nunca sigue a la moda. ¡Y qué bueno que así sea!
La cuidadosa producción, en manos del mismo cantautor, pasa del intimismo de un bosque al aleph barroco con total fluidez. El tema “Animal Blues”, que cuenta con el improvisado video de un fan de Río Negro, vislumbra un vuelo sin fronteras para estas músicas de epifanía.
Inspirados arreglos de un rock progresivo que no se oía en Latinoamerica desde hace demasiado tiempo, lo encumbran a Alejandro Cares en la vanguardia experimental desde la periferia de la escena. A la espera de un segundo álbum para el año próximo les presentamos al secreto mejor guardado del Oeste.