Hay ciertos momentos en que el mundo se hace cargo de escupirnos en la cara, describirnos sabiamente que todo aquel sentido que sostenía a nuestro ego era una mentira, y hacernos entender que somos mucho menos interesantes de lo que creíamos. El sonido que, desde mediados de los ’80, contrarresta ese dolor y nos permite ser tan crudos, independientes y reales como sea posible, se llama Hardcore. Bienvenidos al sincericidio emocional de Parodia del absurdo.
Hace un tiempo, mi amiga (y genial escritora) Daiana Colman tuvo el acierto de mostrarme algunas bandas de esas que no suelen escucharse en el mainstream argentino. Entre ellas, me llamó la atención la sutileza visceral del EP Mente Activa Mente Atractiva, editado por Parodia del absurdo en diciembre del 2015 mediante el sello Ollie Bear Records y con la particularidad de un sonido que mixtura funk, hardcore, rap y hip hop en lo que la banda sintetiza como “Rumba salvaje del lejano oeste de Buenos Aires”, fuerza bruta con mensaje positivo de la escuela de Fun People, con el histrionismo agudo e inteligente de la mejor época de Jane’s Addiction (O Los Brujos, si así lo prefiere la industria nacional).
Admiro, también, la distancia que mantiene la propuesta estética que propone la banda tanto en su show como en el arte de sus dos EPs (Jo Hai Kiu de 2014 y Mente Activa Mente Atractiva de 2015), con respecto a la estúpida idealización de un estilo y el pre-concepto formado sobre la cultura hardcore. La vanguardia de estandarte, y el mensaje, sobre todas las cosas.
Cabe destacar que son una banda genuina, que no responde a nadie más que a ellos mismos, y eso al fin y al cabo, le hace bien a la música. “Desprejuiciados son los que vendrán” decía Charly. “Tu prejuicio destruye mi música” dice Parodia del absurdo. La vanguardia es así, y lo que es, es mucho.