Hay una esencia veraniega en la música de Bombones Surtidos, la banda formada en Buenos Aires por el cantante Juan Lopatín, el guitarrista Martin Schelp, la bajista Lucila Bovati y el baterista Juan Pomeranec.
Sus canciones tienen la frescura de una soda helada y un factor adictivo como si fuesen hits radiales. Sus riffs de guitarra quedan rápidamente grabados en la mente, tomando como referencia a los Ratones Paranoicos y Andrés Calamaro, entre otras influencias al alcance. La banda captura sentimientos generacionales que evidencian un reverso melancólico, superando el tono alegre de la estructura pop como si estuviesen parodiando un argumento.
Más bombones más surtidos, su LP debut publicado en agosto, condensa más de un año de trabajo junto a los productores Leandro Lopatín -tío de Juan- y Fabián Picciano, reconocidos integrantes de bandas como Turf y Poncho. Atravesados por la era digital y recreativa, la musa de este primer disco es la ciudad. A través de un protagonista entregado, la banda explora el gris entre los extremos del optimismo y la pena, el amor y la soledad.
Una guitarra define el clima del disco en los primeros cinco segundos de la canción apertura, “Coca~Cola o Manaos”. La dicotomía y hasta la antítesis es la marca desde el título, como cantan los versos “Decir sí o no a las drogas/ Empleados o esclavos/ Leo Messi o Maradona”. Otro título mítico es “Baño del rock”, que evoca el camarín y un patrón de la actualidad: “Miden la fama con TikTok/ Y al final son esclavos de un movimiento”.
“Es una parodia de los chicos malos del rock, de su transgresión -cuenta la banda en conversación con Indie Hoy-. El rock tuvo este estereotipo a lo largo de la historia. En esta canción, nos paramos en su lugar adaptado a nuestro tiempo con una expresión que parece estar en contra de los algoritmos”.
La banda colabora con Lucía Taubas, cantante de la banda Sunlid, en “Tuve miedo”, canción inspirada en los sentimientos que se ponen en juego en una relación. Hay ilusiones e inversiones: “Sentí celos de tu personalidad” y “Sentí pena por tu inseguridad”, cantan. La disyuntiva vuelve en “Pasta o poio”, donde aparecen algunas preguntas salidas de una primera cita. Las horas son un concepto, el peso de llevar el tiempo.
“Malas influencias”, uno de los tracks más melancólicos del disco, precipita una conclusión. El protagonista puede tolerar el grado de sus vivencias, pero “Una espina me clavaron y me estoy enamorando otra vez” es la frase más letal. En “Una vez más”, hay sintetizadores románticos y una comunicación a través de los sentidos. El personaje pide al destino estar con quien ama, aunque aquel tenga su parte de mentira, como dice con una metáfora sutil.
Más adelante en el disco, “Todo el mundo está contento menos vos” fue oportunamente utilizada por el canal TyC Sports durante la eliminación de México en la Copa América. Con el espíritu de sentirse vencido, la portada del videoclip entraña la idea de querer parar el mundo. Hay dos personas en cuestión, pero quien canta y su referencia parecen la misma.
Llegando al final, “Buenos amigos” presenta una juventud contemporánea de Buenos Aires. Con el poder de inventarse una fiesta –que Bombones Surtidos también demuestra en sus shows en vivo–, “Miran el cielo esperando que no salga el sol”, como si crearan una propia utopía. Le sigue “Brucolaco”, la referencia gótica del álbum y la cumbre de su descarga. El personaje se convierte en un vampiro que nace prematuro o del suicidio, como aquella muerte: “Me escapé del encierro/ En el que me abandonaste sin dudar”.
En el clima apocalíptico de “Huracán”, aparecen versos que duelen con esperanza: “Aunque ya crecí bastante/ Nunca aprendí a volar/ Y no pienso dar el brazo a torcer”. El argumento es cercano a la deriva, explosivo, pero el LP deja una impresión alegre. A su final, la banda refuerza el carácter gauchesco de su personaje: “Cuando esté todo mal/ Yo voy a seguir cantando”.
Escuchá a Bombones Surtidos en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).