Bruno Delfabro empezó a hacer música en 2017, cuando tenía solo 14 años, y al poco tiempo ya tenía suficientes composiciones de rock melancólico y juvenil para un primer disco. Puentes rotos, publicado en septiembre de este año, refleja el crecimiento de ese adolescente con sueños de ser un artista importante, y entendió que para lograr sus objetivos necesitaba expandir su proyecto y rodearse de más personas.
Su disco debut es un trabajo de guitarras suaves, bajos prominentes y una voz contundente pero frágil en sus palabras. Es un álbum que se cocina a fuego lento, comenzando con los estribillos cautelosos de “Puentes rotos” y sin añoranza por perseguir el hit. Recién en la segunda canción, “Isla”, los teclados aparecen como sostén y el sonido se vuelca al pop, aunque Bruno mantiene su lugar de calma. En “Pensando”, las guitarras añaden un poco de distorsión y la voz se estira como efecto sorpresa.
“‘Puentes rotos’ es la canción que mejor representa los pasajes del disco -cuenta en conversación con Indie Hoy-. Si empezaba con ‘Isla’ y la gente escucha los sintetizadores, esperaría otro tipo de álbum. Quería iniciar con un sonido desde las vísceras, más personal”.
Bruno terminó las composiciones cuando tenía 17 años, pero lo que llevó tiempo fue la grabación y en última instancia la filmación de los videos que acompañan a todas las canciones del disco. La Ciudad de Buenos Aires se convierte en un concepto que atraviesa esta propuesta audiovisual, recorriendo calles porteñas, terrazas con vistas grandilocuentes, bares tradicionales y bailes de tango. Muchas de las escenas sostienen una ciudad que ya no es tal, una imagen que solamente se conserva en algunas cuadras y barrios.
“Tal vez no está explícito en las letras, pero es mi paso hacia la adultez -sostiene Bruno sobre las temáticas detrás del disco-. Mi vida cambió muchísimo, desde el inicio del proyecto hasta ahora. Es una forma de escribir la melancolía”.
En esa línea, los videos de Puentes rotos proponen una historia de encuentros y desencuentros entre dos personajes, en la que el único momento de plenitud lo produce el tango. “En un principio, los actores creían que iba a ser difícil bailar sobre las canciones -admite Bruno-, pero una vez que empezaron se dio de manera natural. El tango es un género muy argentino y transmite las sensaciones que yo quería mostrar en los videos”.
Si bien se trata de un proyecto solista, Delfabro comenzó a rodearse de músicos de su edad para diagramar cómo tocar las canciones en vivo, como la corista Coni De Carlo, el tecladista Camilo Zapata, la bajista Mora Marras y el baterista Matías Álvarez. Ahora apunta a formar un público, con personas que se sientan interpeladas por su disco y lograr una escena de artistas, no solo músicos sino también actores y bailarines que compartan la misma búsqueda de retroalimentarse e inspirarse entre todos.
Escuchá a Bruno Delfabro en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).