Camila López lleva casi 20 años en el mundo de la composición y la formación en distintos instrumentos como piano, guitarra y canto. Se define, principalmente, como compositorx y, según su maestra de toda la vida, como creadorx. Desde sus primeros proyectos, lx artistx recuerda una necesidad de traducir universos personales, habiendo encontrado en la música el cauce que necesitaba. “La música tiene la maravilla de transformar traumas y alegrías personales en colectivas -cuenta en conversación con Indie Hoy-. Es la mejor forma que tengo de comunicarme con el mundo y con las personas”.
En paralelo a su formación musical, se formó también como técnicx en sonido y post producción, lo que le brindó herramientas para llevar a cabo su primer disco, Por donde corre la sangre (2014), donde ya comienza a esbozarse la búsqueda de combinar músicas tradicionales con el rock, en lo que es un trabajo ecléctico que le escapa a rótulos.
Ese verano de 2015, gracias a una de las canciones que hacen al álbum, fue convocadx por el Ministerio de Cultura para formar parte de una gira por el país que tenía por objetivo visibilizar la lucha contra la trata de personas. Con esa canción -“Basta“-, tuvo la oportunidad de compartir escenario con artistas como Miss Bolivia, Liliana Herrero y Luciana Jury. Visiblemente, Camila mezcla un compromiso estético y uno político ineludible con las disidencias, que se ve reflejado en otras de sus composiciones como “Yocasta”, “Ni la ciencia ni dios”, “Antonela” y “Destierro” con Susy Shock. A su vez, participó con su música en las primeras celebraciones del Día de la Visibilidad Lésbica en Plaza Congreso y se presentó en diversos espacios y casas LGTBQI+.
Entendiendo, en sus palabras, que “toda estética es política”, elaboró su segundo disco, Rompiente, bajo esta ferviente creencia de que “es necesario poder producir obra aunque tengamos escasos recursos para llevarla a cabo, ya que, de lo contrario, dejaríamos caer el derecho a la creatividad en manos de la hegemonía”.
Durante el proceso de creación de este disco, “se dañaron muchos hardwares con los que se encontraba trabajando” dando por resultado un disco lo-fi plagado de canciones algunas íntimas como “Todes tenemos un tatuaje” y otras más cerca del noise acústico como en “El andamiaje”.
Luego de este trabajo, Camila comenzó un vínculo artístico con el músico y productor Juan Ibarlucía, dentro de su propio espacio de formación llamado Territorio, donde lx artistx fue becadx y se topó con su música. “Su música era demasiado buena como para no apoyarla y así iniciamos un vínculo artístico y de amistad mutante que derivó, meses después, en la producción de su nuevo disco -cuenta el productor-. Camila es unx gran compositorx. Escribe como casi nadie en Argentina y es dueñx de una sensibilidad brutal que, para mí, la vincula con Violeta Parra. Como Violeta en su momento, es una outsider. No entra en ninguna escena del mercado y camina un camino solitario y fascinante”.
De esta forma, con el apoyo y la infraestructura de Juan y Territorio, Camila alcanzó un resultado más hi-fi, siendo la primera oportunidad en la que decidió trabajar con un productor y usar equipos que no fueran propios. Así llegó, finalmente, a dar a luz al EP Nadie es ajeno a un mundo enfermo, publicado en junio de este año.
El título y el concepto base del disco, según explica Camila, surge de su intención primera de buscar “cuestionar la enfermedad como aquello que habitamos solo en términos personales, extendiendo la reflexión a la esfera socio-económica”. Tras lo sucedido durante la pandemia, quedó en claro que “no hay cura posible si no es compartida por todos los miembros de la sociedad”, mientras en paralelo se suman procesos como el avance de las enfermedades mentales, un capitalismo que se ha tornado más feroz y un paradójico avance tecnológico, dando como resultado un cóctel a punto de estallarnos en la cara si no actuamos a tiempo.
Nadie es ajeno se despliega en apenas cinco canciones o 16 minutos, sostenidas por guitarras criollas -heredadas del gusto de Camila por el folklore y la música brasileña- y su potente voz, que le escapa sin problemas a los efectos digitales marcados de nuestra época. Todos los elementos están al servicio de la canción, poniendo por sobre todas las cosas el poder narrativo que lanza su compositorx.
Los primeros minutos del disco lo ocupan canciones donde la poética se torna más grave, apelando de manera directa al concepto del disco. Sin embargo, cuando se acerca a una clave más cercana al humor, tampoco desentona: “Armagedón” con Nahuel Briones y “Boda Sideral” logran apuntalar el pronóstico de fin del mundo que hace Camila con una ironía delicadísima y rock de tracción a sangre. De esta forma, Camila lanza un disco donde combina influencias que vienen tanto del rock como del folklore y el folk para dar luz a una obra breve y contundente, ofreciendo una reflexión necesaria para los tiempos que corren, invitándonos a pensar los temas que urgen con compromiso y humor.
Escuchá a Camila López en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).