Durante fines del 2015, la banda porteña La Parla de Raviolo estuvo presentando mediante un evento multidisciplinario su primer disco titulado Mitologías Urbanas. Una placa de corte clásico en cuanto al rock nacional pero que está envuelta en un halo potente de sonidos y letras. De este modo las canciones son presentadas en vivo en conjunto con otros artes como monólogos, exposiciones y hasta una revista literaria. Es así que La Parla de Raviolo, cuyo público es el raviolero (lo cual te podría remitir a Los Redondos y el público ricotero) busca la reivindicación del rock nacional mediante lo cultural y lo independiente pero tratando de encontrar su propia forma de contar historias. Todo esto lo denota la voz y birome de la banda, Federico Morales, en unas preguntas que responde para ahondar en la filosofía raviolera.
¿Qué es lo primero que te motiva a escribir?
Principalmente la necesidad de salir a encontrar un caño de escape de esta realidad que nos proponen y que algunos percibimos como un largo interregno de acedia. También el deseo de adherirle al paso de los días una dósis de shock fantástico que te abra las puertas a un entendimiento distinto de las cosas tal cual se presentan. Pienso que con la composición de una canción ingresás a una zona de la realidad en donde podés vislumbrar un costado fantástico y misterioso. Es como si de forma gradual, y esquivando compuertas que se te interponen, te asomás a otra lectura de los sucesos ordinarios de la vida. La posibilidad de transmitir un relato con las propias características de uno es un acto de libertad único, y que por ahora no nos han arrebatado, a pesar que las estructuras de poder que gobiernan el mundo permanentemente atentan contra todo aquello que discrepa con su versión oficial, por más mínima que sea esa expresión.
¿Qué sentís al hacer una canción?
Siento que en la creación de una canción uno es una especie de explorador que se adentra en un campo imaginario novedoso, fértil. Ahí te desprendés del discurso omnipresente que impera en estas sociedades de consumo y de ese modo te teletransportás a otro plano en donde es posible contar, desde un enfoque distinto, aquellos temas que suelen ser desechados por los “grandes” relatores de la realidad y que a mi entender son los más ricos y conmovedores.
¿Cuáles son tus primeras influencias musicales y literarias?
Los sonidos más primitivos que recuerdo son los que tenían lugar en el living de mi casa del barrio de Caballito donde mi viejo tenía su tocadiscos. Allí podía sonar el jazz más variado, bossa nova para todos los gustos, The Beatles, Queen, ThePolice, Genesis, etc. Luego fui abriendo mi propio camino musical y di con Pink Floyd, Rolling Stones, David Bowie, Dire Straits, Led Zeppelin, Traffic, Charly García, Pescado Rabioso, Babasónicos, Los Redondos, entre otros.
¿Y tus primeras influencias literarias?
En cuanto a escritores, la primera camada que me estimuló a pensar y que me abrió el camino para tratar de apreciar el valor de las palabras y las infinitas posibilidades del lenguaje son Julio Cortázar, Roberto Arlt, Rodolfo Walsh, Truman Capote, Jhon Kennedy Toole, Ray Bradbury, Charles Bukowski, Lovecraft, Baudelaire, Foucault, etc. Hoy en día esos autores siguen estando presentes porque forman parte de los imprescindibles, esos a los que uno siempre va a volver, aunque continuamente la lista de autores se va ensanchando y renovando. Como es necesario indagar en nuevas fórmulas de composición musical para evitar el conformismo y la repetición, también hay que tratar de estar en una búsqueda continua de nuevos autores que tengan para contar historias que nunca antes habían tenido lugar. Cortázar se lamentaba porque la vida no alcanza para leer todos los libros que uno quisiera, otros se lamentan por no poder cambiar de auto.
¿Cómo se conocieron los integrantes y cómo se dio la creación del proyecto?
Nos conocimos a través de diversas experiencias musicales que compartimos de forma repartida. Siempre destacamos que lo primero que nos unió fue la música y gracias a ella encontramos la empatía que hoy gozamos al máximo. Por el año 2012 dimos con la posibilidad de armar por primera vez un proyecto musical juntos. Fue una idea que desde el comienzo se concibió con el ánimo de darle una proyección y un trabajo que nunca antes habíamos tenido la posibilidad de disfrutar. En el principio nos volcamos de lleno a la apasionante tarea de descubrir el concepto musical y artístico que le queríamos dar a la banda. Fue un año de transición, de trabajo de laboratorio y en un marco muy intimista. En el verano del 2013 nos volcamos a la grabación de un EP casero que lo tomamos como estímulo para salir a los escenarios y desde ese entonces la actividad de la banda no sólo no cesó sino que se intensificó cada vez más. Hoy en día estamos sumamente satisfechos por la camaradería que se respira entre nosotros cinco y entre todas las personas que nos acompañan en el proyecto. Vale mencionarlas: Anahí y Ornella en la revista “El Triángulo de la Merluza”, Martín como manager, Florencia en los diseños, Guido en las fotografías, Tony como monologuista y presentador, Emanuel, un artista plástico, que expone sus cuadros en los shows de la banda. En fin, un maravilloso y delirante grupo de personas que está infectada por el mismo virus y ese virus es el compromiso con el arte.
Al ser varios integrantes, ¿cuál es la conexión común entre ustedes?
Creo que lo que nos reúne es una ideología artística desde la cual vamos construyendo nuestra mirada de la vida. Inevitablemente eso se traduce a una convicción muy firme en lo que respecta al estilo que elegimos para comunicarnos con el público. Por supuesto que no todos van a simpatizar con los temas y la geografía de la realidad que decidimos abordar, y quizás mucho menos con la manera en que lo expresamos. Entendemos que hay ciertas zonas de la vida contemporánea que no son muy cómodas desde la perspectiva comercial y por esa razón no están encontrando el eco que otras temáticas sí tienen en el mundillo artístico. También observamos que el éxito de una estética logró desplazar la presencia de otras estéticas que no coinciden con los parámetros que te exigen los mercaderes del arte, que al fin y al cabo son los que terminan socavándolo al concebirlo como un producto más que debe ser excibido en las góndolas, basándose en criterios y razones que nada tienen que ver con el arte sino que se encuentran en ámbitos más parecidos a la publicidad o al marketing. Con nuestras características, limitaciones y personalidad queremos abrirle la puerta a todos esos temas que nos preocupan y, que al mismo tiempo, son los que nos empujan a desarrollar esta propuesta.
¿Qué libro reciente estás leyendo?
Actualmente estoy leyendo El testamento de O´haral una novela escrita por Marcelo Cohen, donde el protagonista de la historia debe enfrentarse a un sistema de vida gris y sofocante que tiene lugar en un futuro distópico. Independientemente de la historia, que es alucinante, lo que tiene de atractivo este libro es al propio Marcelo Cohen. Un autor con un estilo y una estética extraordinarias, donde con cada uno de sus versos rinde un homenaje al costado más bello de nuestro lenguaje. La literatura de Cohen nos demuestra que no todo fue escrito y que queda mucho por descifrar.
¿Y qué podrías recomendarnos?
Desde ya, me animo a sugerir la obra de Marcelo Cohen. También, y a pesar del dolor que significa para occidente y oriente la política imperialista y criminal de los Estados Unidos, recomiendo sin dudar a una parte de la literatura de ese país. Sobre todo aquellos autores que con sus obras se atrevieron a revolver los tachos de basura del frustrado sueño americano. Algunos de ellos son Jack Kerouac, Allen Ginsberg, John Fante, William Burroughs, Raymond Carver. Acá en nuestro país tenemos autores de la talla de Enrique Symns o José Sbarra que con su literatura siempre incomodaron los valores chabacanes de la clase media tradicional. También aprovecho para recomendarles a todos la lectura de la revista “El Triángulo de la Merluza” que se reparte de forma gratuita en todos los shows que son organizados por La Parla de Raviolo. Es una publicación muy bella e independiente que contiene poemas, textos, crónicas, fotos, diseños, historietas, y todo lo que ahí se refleja parte de consignas que sugieren las chicas o la gente que participa en la revista y siempre están relacionadas con una mirada de la vida que compartimos entre todos nosotros.
Al parecer la edición física de Mitologías Urbanas es un libro. ¿Consideran que este formato aun no ha muerto y que la gente necesita seguir teniendo estos que las ediciones virtuales?
Formamos parte de una generación que se crió escuchando discos que traían en su interior la publicación de las letras acompañadas por arte o diseños. Sentimos que el disco, que es el primero de la banda, estaba atravesado por una serie de climas que merecían ser reflejados por un lenguaje visual. Esta tarea la llevó a cabo Flor y logró traducir a lo visual el espíritu que se transmite desde lo musical, llegando a una armonía entre ambas facetas. Siempre concebimos a la música puesta en interacción con otras expresiones artísticas y el lanzamiento de un disco es una perfecta ocasión para concretar ese propósito. Desconozco lo que la gente necesita, en todo caso puedo llegar a tener una apreciación personal de lo que en la actualidad las personas demandan a la hora de escuchar música. Ciertas herramientas tecnológicas y la inmediatez con la que se vive en esta sociedad que crea consumidores han afectado el modo en el que nos acercamos a la música. A veces parece que más que escuchar música se la consume como un producto más de ese gran supermercado en el que quieren encerrar a nuestra existencia. Nosotros ofrecemos las dos opciones. En la página de Bandcamp de la banda el disco se puede escuchar y descargar de forma gratuita, y en distintos locales de música o en los shows en vivo el público puede adquirir el disco en formato físico. Mi esperanza radica en que el formato del álbum no se extinga. Sería una lástima que la visual de los discos se limite a fotografías de los propios músicos ya que es un espacio muy importante que le da la oportunidad de mostrarse a otros artistas.