Videos virales, una chica de aspecto dulce pero robótico y mensajes crípticos. Esos fueron los ingredientes necesarios para crear a Poppy, la figura más extraña y prolífica del pop y del metal de este último tiempo. Su historia es, por lo menos, compleja y está llena de preguntas aún hoy sin responder.
En 2014, apareció en el inconmensurable mundo de YouTube un video en el que se ve a una chica de pelo casi blanco similar a un maniquí comer algodón de azúcar frente a un fondo color pastel. Una idea sencilla y algo perturbadora que disparó interrogantes y múltiples teorías. Pero ese fue solo el inicio. Unos días después, esta cuenta subió otro corto video en el que dos figuras cubiertas de tela le pintaban las uñas a la protagonista. Los videos iban adquiriendo un tinte más extraño y sentaron las bases para lo que sería la quinta performance de este canal: un video en el que vemos a la chica en cuestión repitiendo únicamente su nombre durante diez minutos, de forma ininterrumpida, titulado: “I’m Poppy”.
En marzo de 2015, después de repetir esta acción de subir videos cortos inconexos y de temáticas variadas (ya sea leyendo la biblia o siendo entrevistada por un robot) Poppy subió su primera canción al canal, un cóver de “My Kind of Woman” de Mac DeMarco que mantenía la estética kawaii y la inexpresividad. Meses más tarde finalmente debutó con su primera canción original, “Everybody Wants to be Poppy”, un tema rimbombante y rebalsado de coros, parecido a la intro de un dibujo animado.
Su primer EP titulado Bubblebath salió en 2016 y el año siguiente sacó su primer disco, Poppy.Computer, el cual la llevó a cobrar más notoriedad, sobre todo por las extrañas entrevistas que dio para promocionarlo. Estos trabajos tenían un sonido pop predecible, con letras que dejaban entrever ciertas reflexiones filosóficas y tecnológicas, y un cuestionamiento de su propia identidad, percibiéndose a sí misma como una invención de carácter robótico hallada en Los Ángeles. En los sucesivos meses, la notoriedad de la artista norteamericana creció y de a poco cobraron forma las estrategias que ella y Titanic Sinclair, su “creador” y manager, habían planeado: desconcertar.
En 2018, Poppy sacó su segundo disco titulado Am I A Girl?, un trabajo más serio en el que expandía su sonido pop electrónico y colaboraba con Diplo y Grimes. Este disco mantenía la temática tecnológica e incorporaba sonidos más duros y agresivos a medida que avanza el tracklist. El año siguiente, Poppy dio una nueva muestra de su prolificidad cuando editó bajo su propio sello I C U (Music to Read to), un disco ambient e instrumental que no tenía nada que ver con su carrera hasta el momento.
Este año, Poppy finalmente se retiró del sello discográfico Mad Decent, no sin verse envuelta en polémicas, y estrenó I Disagree a través de Sumerian Records, su disco más disruptivo e impredecible hasta la fecha. Como si fuera poco, en agosto sacó una versión expandida titulada I Disagree (More). Estos discos inauguraron una etapa industrial y oscura en su carrera, con mensajes claros en contra de su estilo anterior, como queriendo destruir su propio pasado. Son obras rabiosas que mezclan pop colorido con guitarras den u metal y ritmos electrónicos intensos, expandiendo aún más su estilo.
Quién es realmente Poppy y cuál será su próximo movimiento son cuestiones que no pueden responderse tan fácilmente. Mientras tanto, podemos afirmar que los androides también pueden soñar con ser estrellas pop.