Macondo Children es una banda originaria de la ciudad de Caracas que se caracteriza por poseer un sonido stoner fresco y crudo. El grupo está conformado por Hum Pérez (voz y guitarra) y Chivo Machado (batería y matófono). En marzo de este año, y bajo el sello argentino Chancho Discos, editaron su primer disco homónimo de larga duración.
Charlamos con el cantante Hum Pérez para que nos cuente cómo surgió el proyecto y la evolución del disco, entre otras cosas.
¿Cómo se originó el grupo? ¿Por qué la elección de ser un dúo?
Somos amigos desde hace más de 10 años. Tocábamos juntos en otra banda, Ricochet, hicimos discos, giras. Luego cada quien tomó su camino: Chivo hizo una banda (Los Últimos Indocumentados), nuevamente disco y giras; yo me fui a USA y me uní a las filas de Ambertone. Estuve tocando por allá unos 5 años, luego en Londres y luego la vida nos reunió de nuevo. Batería y guitarra en mano en una sala, no había mucho que pensar. Estaba la química y todo siguió su camino natural. No hay una decisión consciente de ser un dúo, sino una necesidad de hacer música y la dejamos fluir.
¿Cómo es la movida independiente en Venezuela?
Existe mucha buena música, rock y metal, desde los ’50 hasta hoy en día. Hay gente talentosa y dedicada creando propuestas muy interesantes. A nivel de infraestructura es otro tema, no existen las condiciones adecuadas para que esas propuestas brillen.
¿Cómo fue el proceso de elaboración y grabación de su primer disco?
A mi llegada de Londres, Chivo ya había conseguido una sala, un antiguo estudio abandonado y trasformado en depósito de cosas inservibles. Lo limpiamos y metimos allí nuestros equipos de grabación e instrumentos. La misión era capturar emociones, momentos, la química que se genera cuando tocamos. Así que el proceso fue simple. Las canciones se hacían en el estudio a partir de algún jamming o alguna idea previa y se grababan inmediatamente, una sola toma completa, guitarra y batería, sin edición. De esa manera, además de grabar la canción, dejamos registrado un sentimiento, un momento único que se generó en ese instante de la búsqueda y creación. Luego Ignacio (desde Madrid) y Churro grabaron los bajos y después grabamos las voces. Luego mezclamos e hicimos el master. Todo el proceso de producción, grabación, mezcla y master pasó por nuestras manos. Es un disco enteramente hecho por nosotros. Incluso la propuesta gráfica del disco (Extracto del cuadro Ono, Macondo Galaxy de la artista plástica Caro) fue creada en el estudio de grabación durante las sesiones, pintando y escuchando la música.
¿De qué hablan las letras?
Hay un punto donde se unen la ficción, la realidad y la memoria, las búsquedas existenciales, la determinación de seguir adelante y ser invencible en el mundo físico; también los miedos y las victorias, las derrotas inevitables y predeterminadas.
¿Cuáles son sus influencias?
Las influencias son muchas y vienen de diferentes lugares. Mi abuela era cantante lírica y grabó un disco. Desde pequeño estoy profundamente obsesionado con la guitarra eléctrica y el rock: Sabbath, Zeppelin, AC/DC, los ’90 y esa cosa que llaman grunge que aún no sé qué es; Hendrix y el Maestro Segovia, los sonidos que estaban y están a mano, los amigos que eran mayores y tocaban. Nombrar bandas y personas podría convertirse en una lista infinita que nos llevaría a muchos sonidos y lugares. Somos fans del rock.
¿Por qué optaron por un sello argentino para la difusión del material? ¿Han podido escuchar algunas bandas de la escena?
Chivo en sus múltiples expediciones por territorio argentino, coincidió con Fernando Larrosa de Chancho Discos y luego del vino, la carne, la fugazetta y varias conversaciones estaba clara la alianza.
¿Qué expectativas tienen como banda para este año?
Queremos darle la mayor exposición posible a nuestro disco, nuestro trabajo. Queremos tocar lo más posible y compartir esa energía, esa química y esa atmósfera que se genera cuando la guitarra está a tope y la batería es espesa y aplastante.