Desde sus live sets hasta su proyecto de instrumentos artesanales, Cyma cultiva un lenguaje sonoro que es cuerpo, tierra y alma. En un contexto donde la música a menudo se enfoca en el disfrute y el placer, el artista argentino propone lo contrario: escuchar como una forma de presencia profunda y transformadora.
Detrás de Cyma está Juan Patricio Sanchez, músico terapeuta con más de 15 años de trayectoria, explorador incansable del sonido como medicina. Su búsqueda no empezó en una cabina de DJ, sino en espacios de sanación, ceremonias y retiros donde la música era vehículo de transformación. Y esa raíz se mantiene viva en todo lo que hace: cada set, cada instrumento y cada producción lleva la impronta de un artesano espiritual.
Desde hace años, Cyma se dedica a construir tongue drums hechos a manos a través de su proyecto Melodrum, donde diseña piezas únicas que suenan con una vibración propia. Su conexión con la materia sonora va más allá del estudio: nace del fuego, del metal, del pulso humano. Dentro de los próximos años planea sumar a su línea artesanal una serie de handpans, ampliando así su universo de instrumentos.
A través de su sello discográfico Pulsar Orgánico, Juan también construyó un espacio para impulsar la voz de una nueva generación de artistas que fusionan electrónica orgánica, sonidos de raíz y sensibilidad contemporánea. Entre los artistas nacionales que produce se destacan Loli Cósmica, Kren Orgánico y El Beso del Árbol, y este año planean sumar colaboraciones con músicos internacionales como Janax Pacha y Liquid Bloom.
Con voz pausada, Cyma cuenta en conversación con Indie Hoy que no tiene apuro por lanzar música constantemente: “Siempre busco que cada canción tenga su medicina, que tenga algo para decir. Como no tengo afán en lanzar mucha música, en general vamos trabajando cada lanzamiento con bastante dedicación y llegan piezas musicales verdaderamente producidas, con mucha intención y conciencia. Y eso se nota en el sonido y en lo que transmite”.

En sus sets en vivo, Cyma hila beats downtempo con cantos ancestrales, instrumentos acústicos y samples que invocan paisajes internos. No busca solo hacer bailar: busca despertar. Cada presentación es una ceremonia donde el cuerpo se libera pero también se recuerda. La pista es un altar y el DJ, un tejedor de frecuencias.
La identidad sonora de Cyma está fuertemente anclada en ciertos instrumentos que actúan casi como espíritus guardianes. “El primero es el tambor —cuenta—. Tengo mucha conexión con la percusión desde muy chico. Mi música tiene un pulso marcado, lo que genera una sensación de sonido envolvente y que sumerge al oyente en el viaje sonoro. En la repetición de patrones rítmicos encuentro cierto poder de conectar a las personas con la sensación de estar en una ceremonia o ritual”.
Otro elemento fundamental es su propia voz, que muchas veces no aparece como canto melódico tradicional, sino como textura emocional: rezos, susurros, ícaros que canaliza en el momento. A eso se suman los instrumentos que él mismo construye, como los melodrums, junto a los sonidos del handpan y la kalimba, herramientas con las que trabaja como musicoterapeuta desde hace más de 15 años. “Cada uno tiene su lugar —asegura—, pero hay algunos que vuelven como si fueran espíritus guardianes. No pueden faltar. Son parte de mi identidad sonora”.
Hace poco, publicó un remix de la canción “Murari“, original de i.am.Nãda, Dânte y Ekoa, editado a través del sello Cosmic Awakenings. Ese track nació mientras viajaba por el Valle Sagrado, en Perú. “Fue un viaje muy transformador —cuenta—, me inspiró muchísimo la energía de las montañas, los sonidos de la tierra, todo lo que viví ahí. Quise plasmar esa conexión en la música, fusionando ritmos orgánicos y texturas hipnóticas para crear un viaje sonoro similar a un viaje de plantas”. La pieza es un retrato sonoro de esa vivencia espiritual, una suerte de traducción en vibración de lo que no puede decirse con palabras.
Entre sus lanzamientos más recientes, destaca “Musiquita“, un canto a la música como fuerza espiritual y camino de belleza. Surgió de manera improvisada en Bacalar, México, en 2023. Cyma recitaba mientras Agus Ganem, del proyecto Cuervo Cuervo, tocaba los charangos. De regreso en Argentina, se unió con Loli Cósmica para darle forma final, y luego Ben se encargó de la mezcla, con un remix a cargo de Lagartijeando. La canción original es también el primer gran single del compilado tiitulado This is Folktronica del canal Ritmos del Sur. Un rezo sonoro que vibra con amor y que, como todo lo que hace Cyma, está pensado para resonar en lo profundo.
Escucha a Cyma en plataformas (Spotify, Tidal, Apple Music).