Hay una sentencia que puede resumir el disco debut de las uruguayas Deforma. El fragmento en cuestión proviene de Estrategias oblicuas, el set de cartas donde el productor, músico y artista plástico Brian Eno sugiere varias formas de desbloquear procesos creativos. Una de ellas, quizás la más elocuente en su fraseo, es la posibilidad de honrar el error como una intención oculta. Nada más acertado para comenzar a desentrañar esa fascinación que obras como Eso que está ahí es un puente generan.
La cantante y guitarrista Pilar González, las tecladistas Katty Gancharov y Juliana Dansilio, y la baterista Luisa Camps dan rienda suelta a un conjunto de piezas más cercanas a lo performático e indomable que a lo estrictamente prolijo y musical en las cuales la repetición, completamente humanizada, está más cerca de acentuar la diferencia que de asegurar la copia.
Desde la construcción calma y delicada de “Fumando” hasta el crescendo maníaco de “Antes”, las composiciones de la banda revelan un gusto por lo disonante (“Música”), por lo pesado (“Ladrillos”), y por el uso flexible de la palabra, llevada al límite de sus posibilidades de expresión (“Nombre”); todo esto con la sorpresa y el rechazo del lugar común como telón de fondo.
En Eso que está ahí es un puente -publicado en agosto por los sellos Feel de Agua y Anomalía Ediciones- hay una fuerte impronta art punk que evoca los giros melódicos de The Raincoats y los arreglos de Deerhunter, pero también al dub crudo de The Slits. A lo largo de estos diez temas, el conjunto oscila entre la canción y el desvarío noise con una voluntad estética que se vuelve evidente al prestar atención a varias de sus letras.
“Esperamos magia y la magia no existe sin constancia”, canta González en la pieza central del disco, quizás revelando el manifiesto artístico de la banda a oídos atentos: la práctica de insertar el fragmento, el ladrillo justo, el error preciso en el intersticio adecuado del edificio musical de cada pieza.
Esto no significa que el ethos espontáneo del DIY haya quedado relegado, menos aún si tenemos en cuenta que el componente digital del disco complementa por momentos al humano. Más bien, la premisa de Deforma parecería haber sido materializada de forma tan exhaustiva como para extenderse por sobre los límites de lo que comúnmente se llama desprolijidad para darle al disco los giros necesarios que su propuesta general demanda y volverlo atractivo y poco predecible de principio a fin. Deforma como praxis, Deforma como resultado.
Además de la incursión en nuevos territorios sónicos -una expedición avalada por una variedad de músicos invitados-, el sucesor del single doble “Madre” / “Deforma” también representa un avance compositivo en términos líricos. Si en esas primeras composiciones el yo lírico se lamentaba por el carácter efímero de sus parlamentos, en el LP que nos ocupa se percibe mejor plantado en ese lugar de duda y derecho a decir estupideces (sic), asentado sobre las ruinas del castillo de lo vivido. En definitiva, una exploración a mitad de camino entre lo crudo y lo arduo, entre lo estricto y lo azaroso. Eso que está ahí es un puente y Deforma lo sostiene desde ambos lados.
Escuchá a Deforma en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).