Un día antes de su cumpleaños, en 2017, Marcial Cambiaggio le dijo a Waldemar Krumnack, Bruno Pilia, Saimon Albornóz y Blas Pertierra: “¡Che, si vamos a tocar mañana nos tenemos que disfrazar de algo!”. Era una fiesta de disfraces, y los integrantes de la banda Delfines Entrenados Para Matar querían ir vestidos bajo un mismo concepto. Fue así que Marcial recordó aquellos trajes azules que había comprado en el Ejército de Salvación para Degenerativa, su banda anterior. En un principio eran una “banda de bodas o de cruceros”, pero con el tiempo pasaron a ser “una pandilla”.
Con un tono humorístico y fantasioso Marcial explica que “como no nos iba muy bien como banda de bodas, nos metimos en negocios turbios”. Si bien no le agradaban los lugares en los que se espera que la gente se vista de una manera determinada, a la hora de tocar en vivo su banda tiene una vestimenta formal. “Somos una pandilla que hacemos el bien… pero nuestra propia concepción de lo que es hacer el bien”, explica. A él le gustan los artistas que tienen un trasfondo ficticio, entre los cuales menciona a Kiss, Sandro y David Bowie. Además, siente que los Delfines son “una especie de versión más teatralizada” de ellos mismos, un grupo de acción donde cada uno tiene sus propias habilidades.
Incluso las historias que cuentan en sus canciones son reales, pero están narradas desde un lugar “medio fantasioso”. Por ejemplo, según Marcial, suelen nombrar a personajes de otra dimensión que forman parte de la vida real solo que tienen otros nombres. Al mismo tiempo, muchas de las canciones se construyen a partir de frases e ideas que se le ocurren y que no siempre son del todo sinceras. Esto último se puede ver en la letra de “Insolación”, cuando de manera irreverente dice “La playa no me gusta tanto como yo pensaba”. Por un lado, el tema habla de una ruptura amorosa por parte del vocalista, y por el otro, el mismo Marcial se cuestiona: “¿a quién no le gusta ir a la playa?”. Era enero de 2015, Degenerativa se había separado hace poco, todavía no se había formado D.E.P.M., y el cantante estaba en Villa Gessell como invitado de Iuio, un amigo de Bellas Artes. Él solo quería descansar, pero ese ambiente bolichero y careta modo rugbier no lo dejaba. Esa canción es el punto que dio pie a la creación de Delfines Entrenados Para Matar.
El nombre surge de una noticia que Marcial había visto en televisión cuando tenía ocho años. En ella se contaba que los rusos estaban entrenando animales para atacar a sus enemigos, entre los cuales había unos delfines con arpones en la espalda. Pero lo noticiable no era eso, sino que tres de estos últimos se habían escapado de una base soviética para aparearse. Tanto a él como a su hermana les pareció muy gracioso el titular “entrenados para matar”. Esa frase de “película yankee de guerra” fue rechazada muchas veces, tanto por los amigos de Saimon y Marcial, que fueron los primeros en juntarse a componer, como por ellos mismos. No fue hasta la llegada de Waldemar que se decidieron por ese nombre. De alguna manera Krumnack entendió aquello que Marcial buscaba, un nombre poco común, destacable al mejor estilo de El Mató a un Policía Motorizado o Lxs Rusxs Hijxs de Putx.
Pero esas no son las únicas influencias de la banda, hay mucho más de lo que uno se puede imaginar. En “Cafeína”, por ejemplo, la letra termina repitiendo “delfines entrenados para matar” una y otra vez. Esa idea quedó de cuando Marcial fue a ver la presentación de Illya Kuryaki and The Valderramas en el Estadio Único de La Plata por los 20 años de Chaco, su tercer álbum. Le había gustado aquel cántico al final de “Abarájame” que repite “Illya, Illya Kuryaki and The Valderramas”, esa cosa futbolera y orgullosa de sentir que poseen la identidad de un grupo de personas. También tienen influencias del surf rock y de Queens of the Stone Age. Además, según Marcial, al componer con Waldermar, tienen eso que los estadounidenses llaman “Bass Driven”, donde el bajo lleva las canciones y las guitarras hacen arreglos.
“Nosotros no tenemos la intención de ser una banda con un sonido vintage”, cuenta el cantante mientras se arranca la piel de la matriz de los dedos con las uñas y toma un café en calle 11 y 49 de La Plata. Lo hace constantemente cambiando de una mano a la otra como si quisiera desgarrar las cuerdas de alguna guitarra. Con las uñas de la derecha se rasguña los dedos de la izquierda y viceversa. Es un poco ansioso, lo reconoce, sobre todo porque un rato antes había estado tiñendo un pantalón y esas lastimaduras se notaban más que nunca. También, a pesar de que la banda no quiera emular el sonido de una época, reconoce que su música se podría definir como post punk mezclado con new wave. En sus propias palabras, “nuestras influencias nos llevaron a hacer la música que hacemos, pero sabemos que estamos parados en esta época”. Por demás está decir que mucha gente lo asimila físicamente con el mítico Federico Moura. Sin embargo, humilde como el indie platense, alega que “es un gran halago”, y que “nunca se me ocurriría compararme con Fede Moura”.
Esa figura tan reconocida por la música platense y argentina es la que le da el nombre al escenario de lo que podríamos llamar “la cuna del rock platense”, el bar Pura Vida. Los Delfines tocaron ahí varias veces, y es innegable que saben cómo captar esa energía tan propia y tan particular de aquel histórico lugar. Por Pura Vida pasaron casi todas las bandas y artistas platenses de la actualidad. Hasta Richie Ramone se dio el lujo de tocar ahí. Y ahí están ellos, un viernes 22 de octubre de 2021 a la noche en vísperas de los cumpleaños de Charly García y el mismísimo Moura, subidos a ese mini cuadrilátero probando sonido. Hace muy poco que Saimon dejó de ser parte de la banda, se mudó a Buenos Aires para estudiar Ciencias Políticas. La que ya es integrante es Guada Vaquero, que empezó como invitada en 2018 tocando sintetizadores en algunas canciones e ingresó definitivamente para el primer disco en 2019. Ella pone los teclados y se encarga de llenar el vacío dejado por el exguitarrista con una guitarra modelo SG. Al mismo tiempo, Marcial los mira desde el costado mientras salta como queriendo ponerse a tono con el show que está por dar. De repente comienza a sonar “Tirado en agosto”, y fiel a su estilo punk, Marcial se sube al escenario trepándose por las vallas del frente.
También se podría decir que tocar en Pura Vida es como la prueba de fuego para cualquier banda que luego sale a hacer lo suyo afuera. “Hay muchas bandas que nunca salieron de La Plata, y bueno, es una lástima. Pero hay mucha gente poniendo la oreja acá”, explica Marcial. Parte de lo que le gusta del ambiente platense, a diferencia del de Buenos Aires, es que ahí hay mucha gente a la que no le interesa el estándar. Esa mística, es según él la que hizo que a proyectos como Peces Raros o Fus Delei les vaya bien, esa necesidad de “hacer algo nuevo y estar como un poco adelantados”. Y es que para él hay mucha gente que busca el éxito mediante lo inmediato y lo desapegado, que no tiene en cuenta si quienes tocan con ellos son amigos o trabajadores de la música. Para Marcial eso no sirve, y es esa visión la que se mantiene en Delfines Entrenados Para Matar, la del grupo de amigos. Incluso él mismo alguna vez se planteó la posibilidad de empezar a armar bandas en las cuales no tenga que coordinar un grupo humano. Es así que se dio cuenta de que le gusta compartir, y que cuando les va bien a todos “es mucho más lindo”.
Delfines Entrenados Para Matar se presenta este sábado 6 de noviembre a las 21:30 h en La Tangente (Honduras 5317, CABA) en el marco del festival de BPM Discos con entrada gratuita, y el 19 de noviembre en Casa Pulsar (Calle 58 512, La Plata). Escuchá su más reciente disco, Insolación, en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).