“Nombre: Palabra o conjunto de palabras con las que se designan y se distinguen los seres vivos y los objetos físicos o abstractos”.
Y los nombres comunes, es un proyecto nacido en 2014 como la creación musical de Jhona Lamole (Voz y guitarra) junto con Martin Seoane (Teclado midi y sonidos varios) y Ximena Bouso (Percusión) quienes lo acompañan en este viaje sonoro hecho de canciones “con paisajes, relieve, montañas, valles y llanuras, agua, ríos, lagos y mares, la fauna, animales, paisajes urbanos, ciudades…”.
Lamole, dueño de una mente en constante movimiento, entre el cine, viajes por nuestra América llena de música, fotografía, arte escénico y visual, gestión cultural (coqueteando con el arte en general digamos, entre Maldonado y Montevideo, pensando el colectivo, fundamental, como medio para la creación), como lo hiciera con Limpiando encontré monedas y de Millones de Casas con fantasmas (uno de los proyectos de Pau O´Bianchi), llega hoy hasta nosotros con una larga lista de Nombres que titulan canciones, esas que componen Nombres comunes (2015, Vía Láctea ediciones) disco que él mismo produjo y mezcló junto a Federico Ramirez para el deleite de nuestras emociones.
Una tras otra van sonando “Eugenia”, “Sos Pilar”, “Paulino”, “Morfeo” ,”Sonia Dora”, parecen conformar una familia normal que esconde esa sensibilidad propia de quien te dice Te amo para al instante llevar su instinto visceral lo más cercano a un asesino serial (“No puede ser que te extrañe, ya van a hacer 2 años, cuando te veo peleamos, cuando no estás te extraño, y cuando no estás te amo” canta Lamole en “Carmina” desde un registro exquisito. Guitarras, hermosas guitarras folk, en tonos bajos, sintetizadores, theremín, vientos y juegos de voces, durante 26 minutos, transmutan al oyente por un road trip en carne viva por los laberintos más simples y complejos (o quizás oscuros) de la interpretación canción, entre lo onírico, la furia contenida y la calma.
Un disco para escuchar fumando de vuelta a casa para ir desconectando un día intenso, o con las luces apagadas (porque no, un fucking domingo de resaca) solo para sentirse mejor, imaginándose acostado en la inmutable verde pradera. Miembros del Colectivo Esquizodelia y con un simple, “Copy” fresquito, recién salido de los laboratorios del gran Max Capote (grabación y mezcla), a seguir este proyecto, porque quizás cuando la calma ya no sea calma, y quien sabe que sea, la cosa se pueda poner muy buena, como ese viento que sopla en vela para todas esas nuevas bandas de nombres extraños y de disimiles hermanadas propuestas (si me permiten) que azotan una escena al sur de estas tierras desde ya hace un buen tiempo, que la pelean con pocas monedas, a pura actitud y con muy buenas ideas, puede, que como a Y los nombres comunes, se propongan liberar la furia (la furia puede ser muy hermosa también) para tal vez quizás desde allí, esto comenzar a darle a muchos las mejores respuestas.