La música de Fauna Lunar es instrumental, oscura, poderosa y no hace concesiones. Estos cuatro músicos panameños debutaron en 2017 con Mixtape 1, un mini EP de dos canciones. Este año están de regreso con un disco demoledor de tres canciones titulado M.M.X.X.
Hay un misterio alrededor de todo lo que hace la banda, desde los títulos de sus canciones en distintos idiomas, hasta el hipnótico arte de tapa que remite a la estética onírica que Hipgnosis, el famoso equipo de diseñadores de los sesenta, puso al servicio de artistas como Pink Floyd, Genesis y Emerson, Lake and Palmer. Y si bien el sonido instrumental de la banda podría incluir voces, jamás se siente la ausencia vocal en sus canciones. El grupo logra esto de una forma natural y lo vuelven casi una declaración de principios: no tienen cantante porque no necesitan uno.
Su nuevo disco comienza con la adictiva “Soleil”, un mantra circular que repite un pegadizo riff de guitarra sobre el que se construye una canción llena de capas de sonido y distorsiones. Esta acuarela de psicodelia y oscuridad pone una pincelada en el legado lisérgico de la escena del Swinging London y otro en la atmósfera asfixiante del post punk de Mánchester de finales de los setenta.
La batería rockera con la que arranca “Adah”, en cambio, nos lleva a los Rolling Stones más salvajes. Pero en el momento en que uno espera un riff a lo Keith Richards, en su lugar llega un teclado gélido y espacial, y el guitarrista Ángel Cortés se pone al servicio de los climas que pide el tema. El resultado es algo así como si Interpol intentase tocar “Honky Tonk Women”: donde Mick Jagger ponía su libido los Fauna Lunar se inspiran en una melancolía interestelar.
La banda deja lo mejor para el final con “Fluctus”, una poderosa cabalgata de rock psicodélico con una melodía de teclado espacial que se repite sobre una batería imparable y el bajo desbordado de distorsión de Jesús Navarro. El grupo suena como si se hubiera subido a un caballo salvaje e indomable, galopando con libertad creativa sobre paisajes westerns y elementos del garage rock. El resultado de ese delirio tiene ciertos puntos de contacto con The B-52’s de “Rock Lobster” pero sin su lado pop amigable, sino quedándose solo con la esencia alocada y misteriosa de aquel hit. Así finaliza Fauna Lunar su segundo trabajo, proponiendo un viaje sensorial y alucinatorio en menos de 10 minutos.
Escuchá a Fauna Lunar en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).