Tipeando en su teclado con los ojos ojos cerrados, el compositor y guitarrista argentino Diego Manatrizio llegó al nombre de su proyecto solista, Flaaryr. Nacido de las improvisaciones que realizaba con su criolla, una loopera y un amplificador a batería en 2018 en el subte de Buenos Aires, el proyecto comenzó a tomar vuelo. Cada momento de impro que le parecía interesante, lo grababa con su celular en el andén, para luego desarrollar la idea al llegar a casa. Así llegó a 8 nuevas formas de jugar al jenga (2018), hipnótico LP debut publicado a través del colectivo artístico Anomalía Ediciones y puntapié inicial para un camino marcado por la exploración y el juego.
Antes de ser Flaaryr, el mundo musical de Diego estuvo centrado en Hungría, dúo de math rock que llevó adelante desde 2014 junto al baterista Facundo Semerena y con el que editó cuatro discos, siendo el último Cumbre de nieves perpetuas, publicado en 2019. Ese año, y luego de pasar temporadas enteras escuchando música islandesa e investigando sobre esas tierras lejanas, Manatrizio se fue a vivir a Reikiavik, a cumplir un sueño que no sabe del todo bien de dónde proviene, pero sí lo que lo mantiene vivo. “Al ver que la escena musical en Reikiavik no solo cumplió mis expectativas, sino que las superó, decidí que este es el lugar en el que quiero vivir y hacer mi música”, comentó Diego a Indie Hoy.
Instalado en su nueva locación, y abrazando siempre los ritmos intrincados y las infinitas posibilidades sonoras, el compositor -a la par y en pos del desarrollo de Flaaryr- dio vida a dos nuevos proyectos: Dreymandi Hundur, junto a Ægir Sindri Bjarnason, y Atiseq, con Guðmundur Arnalds. Ambos dúos, aunque con ciertas coincidencias en sus búsquedas, proponen mundos y experiencias muy diferentes, las que Flaaryr, como buen curioso y fan del entrelazamiento, no tardó en internalizar y hacer interactuar en sus propias creaciones. Por un lado, tomó lo polirrítmico, eléctrico, agresivo y ruidoso de Dreymandi Hundur (y de Hungría, claro), y por otro lado, los momentos flotantes y sin tiempo del ambient de Atiseq.
Los nuevos caminos musicales que se abrieron para Flaaryr en la ciudad islandesa influenciaron su universo sonoro y lo llevaron a crear un punto de encuentro, un puente que logró hacer coexistir las diferentes estéticas. Así, en su más reciente disco Warm Light and Entanglement (2021) se vislumbran destellos de minimalismo contemporáneo, ambient, noise y post rock. Todo esto trabajado desde su idea primigenia de superponer y entrelazar múltiples capas mientras explora las posibilidades tímbricas y texturales de la guitarra.
A esto le sumó el uso de samples de palabra hablada (o de himnos, como “El derecho de vivir en paz” de Víctor Jara, que aparece en el último track), creando piezas únicas, mántricas y evocativas que se presentan como un canal de comunicación para ideas que se extienden desde experimentos introspectivos y lúdicos (hay reminiscencias a Animal Collective) hasta declaraciones antifascistas. Un trabajo que remarca la importancia del camino, la apertura y el live looping (aka los bucles infinitos de la vida).
Escuchá Warm Light and Entanglement en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Apple Music).